Amigos, en las buenas y en las malas [TodoBaku]

Tormenta.

Realmente odiaba días como esos.

—Buenos días, Kacchan.

Y lo que más odiaba era que otra persona aparte de él mismo —y sus padres— lo sabía.

Bakugou ni necesitaba voltear para ver la mueca burlona de Midoriya pero aún así lo hizo para mostrarle su cara de disgusto.

Fue una mala idea.

— ¿Por qué de todos los colores de mierda debías elegir justo ese?

El pecoso hizo un puchero y luego miro hacía su sombrilla de un fuerte y llamativo color amarillo que combinaba con su impermeable.

— ¿Que tiene de malo? Es lindo —afirmo el más bajo.

—Es horrible —gruño el de ojos rojos.

Izuku lo ignoro y extendió el paraguas ya que ambos estaban en el umbral de la puerta de los dormitorios. Katsuki estaba esperando a Eijirou pero el de pecas no tenía que esperar a nadie, por lo que iba a salir primero. Apenas dejo la seguridad del umbral varias gotas de lluvia fueron golpeando su paraguas y dio una vuelta para ver otra vez a su amigo.

—Es una simple llovizna, Kacchan —trato de darle consuelo pero justamente cuando sus palabras salieron hubo un fuerte trueno que hizo que el cenizo diera un brinco sutil en su lugar —...Olvídalo, nos vemos en clases.

El mayor no se molesto en devolver el saludo y en cambio, miro con enojo hacía el cielo nublado que se iluminada tenuemente de vez en cuando. Cada rayo de la tormenta parecía salir más fuerte que el anterior y la luz que dejaban en el cielo era aterradora.

Ya no aguantando más escuchar los fuertes truenos —que desde niño creían que podían caerle en la cabeza— se puso sus audífonos, abrió su paraguas negro y salió del umbral. Que Kirishima se jodiera y fuera solo a la preparatoria.

Bakugou no pensaba quedarse ni un momento más allí sin hacer nada.

Aquel día la cafetería estaba abarrotada. Debido a la tormenta la mayoría de los estudiantes se reunieron ahí ya que no podían salir al patio y en sus aulas pese a la calefacción aún así eran frías. La cafetería era un lugar agradable para estar si se dejaba de lado el hecho de que el sonido de los truenos y el agua parecían hacer eco entre las paredes.

Algunos estudiantes ignoraban la tormenta, otros giraban sutilmente las cabezas al escuchar un trueno fuerte solo para después ver la luz que dejaba en el cielo y un par más simplemente se limitaban a comer.

Midoriya era de los que miraba por la ventana los rayos con cautela y fascinación. Uraraka daba un salto y se pagaba a Iida cada vez que escuchaba el ruido del trueno, incapaz de darse cuenta de que su amigo se estaba sonrojando hasta las orejas por sus acciones. A Asui le gustaba la lluvia así que estaba tranquila junto con Tokoyami conversando. Por otro lado, Todoroki comía como haría normalmente cada día solo que hoy miraba con especial atención a la mesa que ocupaba Bakugou y sus amigos.