Deku es débil ante la curiosidad.

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Uraraka le había mandado una foto ya que él no llego a verla. La prima bebé de Bakugou era muy bonita en la foto donde era sostenida en los brazos de su amigo de la infancia, parecía tener una tez pálida y un cabello castaño con unos rizos al final.

Midoriya le dio muchas vueltas aquella foto y lo que había escuchado sobre la bebé. No había ido a la exposición de Sero en ese momento porque ya había ido antes, temprano por la mañana, cuando no había nadie y pudo ver las pinturas con tranquilidad. No fue en la tarde cuando estuvo la bebé presente y provocó que todas la femeninas enloquecieran de ternura.

Entonces lo único que tenía era el testimonio de su amiga y la foto. Junto con la certeza de que su amigo de la infancia no tendría porque tener primos menores.

—Izuku, el desayuno se va a enfriar si lo sigues viendo y no comiendo —bromeo su madre con aquella voz dulce que tenía.

— ¡Lo siento, mamá!

Inko se rió sutilmente. Ella ya había tomado su té y comía un trozo de pastel que había comprado en la panadería. Su pequeño hijo —sí para ella siempre sería su pequeño hijo— no había tocado ni el pastel ni su leche chocolatada. Solo las había observado con esa mirada distante que tenía cuando pensaba en algo y modulaba con sus labios unas cuantas palabras que no comprendia.

—Esta bien, ¿piensas ir a algún lado hoy? —pregunto la mayor — ¿Con tus amigos?

—Sí, sí —asintió con entusiasmo el de pecas —Pero no hoy, mañana. Uraraka-san nos invitó a ver una película. Hoy tenía pensado ir a la librería a comprar un nuevo tomo de un manga.

— ¿Me podrías comprar un libro para mí, Izuku? —pidio Inko con amabilidad —Me quede sin lecturas para este mes.

— ¡Claro, mamá!

La femenina era una escritora de romance. Muy reconocida aunque usaba un seudónimo y se la pasaba huyendo de las entrevistas. Recientemente había empezado una relación con su editor, Toshinori Yagi, quien era también dueño de la editorial para la cual trabajaba.

El plan de las vacaciones de Izuku consistía en pasar tiempo con su madre, asustar a su novio —aunquen más que asustar al apuesto hombre rubio lo más posible era que le causará ternura— salir con sus amigos y averiguar sobre la misteriosa bebé que le daba una gran curiosidad.

Terminando su desayuno, el de pecas ayudo en la limpieza y después se fue a la ciudad a buscar su librería favorita. Donde también le hacían descuentos debido a que era un cliente frecuente.

Izuku era un lector apasionado —gracias a su madre— que adoraba distintos géneros desde el romance hasta el terror. Así también leía distintas demografias, mangas, comics, novelas gráficas, etc. Tenía especial debilidad por los cómics de héroes que venían de Estados Unidos, como Capitán América y Superman.

Así que para él unas vacaciones leyendo sobre lo que más le gustaba eran unas vacaciones perfectas. Por supuesto, saldría también con sus amigos como el adolescente que era.

Pero primero compraría sus preciados cómics.

Midoriya caminaba tranquilamente por la calle con una sudadera con una frase extraña que los transeúntes se quedaban viendo dos veces, con su bermuda de color beige y sus zapatillas favoritas de color rojo. En el pelo aún no lo había notado pero tenía una horquilla de una flor blanca, un regalo de Uraraka y que usaba si la noche anterior se había quedado leyendo para que el flequillo no le molestará. Eventualmente se quedaba dormido con ella puesta, algo que había pasado varias veces.

No tenía una apariencia mala. Únicamente nadie pensaría que estaba por cumplir sus dieciocho años.

Máximo, le darían quince.

Amigos, en las buenas y en las malas [TodoBaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora