Podría Acostumbrarme a Esto

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Recuerdo exactamente la tercera vez que vi a Tom, porque de la primera sólo recuerdo el ambiente que había, el típico que hay cuando una persona famosa está en algún lugar, la segunda sólo escuche su voz, me preguntó dónde estaba el baño pero no llegué a verlo, la tercera, fue casi imposible no mirarlo, primero, porque era el chico de la voz que me había llamado la atención hacia un par de días, y segundo porque iba en un traje de spiderman.

- Así que así es como te vistes normalmente? - bromeé mientras tomaba su orden

- Cuando trabajo, si - sonrió de lado

- ¿Tamaño de su bebida? - pregunté. Tenía una sonrisa coqueta que me hizo reir. Me indicó que venti.

- Bien, nombre? - tome el vaso y el plumón con el que escribíamos en estos.

- Soy Spiderman - dijo obvio. Lo mire mal. Que puto egocéntrico. Claro que sabía quien era pero no lo hacía un cliente vip o algo por el estilo.

- ¿Por cual nombre quisiera ser llamado al retirar la bebida? - hablé sin mirarlo. Tom, respondió y lo anote.

- Qué bebida me recomendarías? - llevaba una capucha puesta que se me hacía imposible no notar lo tierno que se veía con ella. Con las manos dentro de su hoodie se apoyó en el mostrador haciendo que le dé mejor la luz en la cara.

- Son 3,05 - le indiqué obligándome a mí misma para dejar de mirarlo. Si era lindo y engreído, pero no simplemente eso - le recomendaría un vainilla latte, es bueno - sonreí

- Okay, entonces voy a querer uno -

Tome otro vaso del tamaño que me indico. - Nombre? - pregunte

- Oh..emmm... ¿Cómo te llamas? - lo miré confundida. Era torpe, tenía una placa con mi nombre en mi delantal. Se la señale de buen modo - Entonces al nombre de Elissa - rió y me paso su tarjeta.

No fue el hecho que me regalara un café cuando simplemente habíamos hablado, ni el hecho de que era hermoso y era el maldito Spiderman como él presumía. Fue algo peor diría yo, su ego, su humor, su sonrisa y el bonito detalle de saludarme al irse. No lo sé sinceramente.

Unos cuatro meses después fue cuando salimos por primera vez, en el medio habían pasado muchas cosas, alfombras rojas, estrenos, y chicas para él, exámenes y un brazo roto para mi. Un día simplemente llegó al café y esperó sentado hasta que mi turno terminara. Fuimos a una feria de artesanía y luego a comimos una hamburguesa en su auto mientras hablábamos.

- No puedes decírselo a nadie - me señaló con su papa frita antes de llevarsela a la boca.

- Está bien, ni que cantaras tan bien como para salir a contarlo - bromeé e hizo una de sus graciosas caras de ofendido. Me reí haciendo que mis papas cayeran y mancharan la funda del asiento.

Lo miré con la mayor cara de pena que había hecho en mi vida mientras pasaba reiterada veces la servilleta sobre la funda. Era grasa, no se iría nunca.

- Perdón perdón perdón perdón -

- Primer cita y me manchas el asiento, tomaré nota - rió ayudandome a juntar las papas - tranquila, puedo cambiarla -

Tragué fuertemente. Primera cita? lo miré mordiéndome el interior de las mejillas más que nerviosa. ¿Qué se supone que haría? Oh por dios esta era mi primera cita y había hablado esta cantidad de pavadas? comencé a hacer memoria.

- ¿Esto es una cita? - hablé perpleja con seguro una cara terrible. Subió los hombros asintiendo - he hablado mucha tontería? encima manche el asiento y me he reído de ti! oh que pena - hablé rápido

-No pienses tanto las cosas o las arruinaras - rio negando.

El primer beso, fue pura desesperación. Había tenido que viajar a Los Ángeles unas semanas y simplemente habíamos pasado todos los días enviándonos mensajes. Odiaba admitir cuanto comenzaba a gustarme.

Era irreal, era malditamente irreal. ¿Cómo Tom Holland iba a estar escribiéndome a mí?

- No quiero que me guste - lloriquee. Mad, mi compañera de cuarto, me miró como si estuviera loca.

-Chica, por lo que dices parece el chico de tu vida -

-Lo sé, pero los chicos simplemente arruinan todo -

-Él no tiene porque ser como tu padre - me abrazó fuertemente mientras lloraba.

Esa noche me llamó y ni siquiera fui capaz de recordar por qué había estado llorando hacía unas horas. Tom era de clase de chicos que bromeaba todo el tiempo, así que cuando dijo que estaba en la puerta de mi campus no le creí en absoluto.

-No me harás bajar las malditas escaleras para nada, cierto? -

-Solo baja! - rio del otro lado de la línea. Aún sin cortar baje las escaleras y camine hasta la entrada cruzando todo el campus. Allí estaba con sus pantalones deportivos y un hoodie rosa, viéndose jodidamente hermoso. Corrí y lo abracé fuerte, pero él en definitiva me ganó en ello.

-Te hice bajar las escaleras en vano? - pregunto cuando nos separamos. Negué rápidamente y sin pensarlo uní mis labios con los suyos.

No fue una sola cosa la que me hizo caer por el chico del gran ego y risa contagiosa, fue el hecho de que con él el tiempo pasaba rápido, con él las cosas se hacían fáciles, o tal vez fue el hecho de que me salvara.

En tan poco tiempo, me enseñó cosas de mi misma que no sabía que era capaz, me mostró que el amor no tiene porque ser algo malo, y que existía.

-Mañana es el cumpleaños de mi hermano - acarició mi mejilla

-Oh del pequeño? - asintió - ¿Cuantos cumple?

-Trece, el punto es que, si querias venir a casa a festejarlo con nosotros -

Abrí mis ojos - Oh bueno eso es ...uhm sí claro, suena bien, ¿qué crees que pueda regalarle?

-Antes tienes que responder una pregunta - paró de caminar y se puso serio.

-Dilo de una vez me pones nerviosa - hice una mueca.

Miro el cielo mordiendo su labio - Quieres ser mi novia?



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Ya si el siguiente es el final:(((


Holland HouseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora