Epílogo

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-Bien, vamos amor - abrí la puerta trasera y comencé a desabrochar su sillita. Lo tomé en brazos y lo baje - Espero recuerdes las veces que mamá te alzó porque está apunto de dejar de poder hacerlo - murmuré con gracia tocando mi espalda. Tomé la bolsa con el regalo que le habíamos comprado a Florence y se la entregué.

- Mamá te ama, si? - bese la cabeza de Irvin. Me miró con sus ojos azules hermosos, como los de su padre - Divierte - asintió y me lanzó un beso con su mano.

-Diviertanse amor - coloque mi mano en su hombro, estaba apoyada sobre el asiento trasero.

- Claro, ustedes también. Avísame cuando quieres que venga por ti - agarro mi mano y depositó un beso en ella.

Tomé la mochila de Ben, los despedí una vez más y cerré. Tomé la mano de Benjamín y comencé a caminar hacia la puerta, antes de siquiera tocar, la puerta se abrió y Tom detrás de ella se agachó abriendo sus brazos ampliamente.

Ben soltó mi mano y salió corriendo hacia él.

-Hola amor - se levantó con él aún en sus brazos - papá te extraño- beso su cabeza - Cómo dormiste? - Se giró a verme y me acerqué, besé su mejilla mientras Ben le contaba sobre la película que habíamos visto ayer luego de que Tom lo llevara de vuelta a casa. Entramos.

Allí ya estaban Sam con Kira, su prometida, Harrison y Tuwaine - ¡Mira quien ya llegó! - celebró Sam. Sonreí adelantandome y yendo a saludar a todos. Harrison me dio un largo abrazo, hace demasiado no nos veíamos, si bien nuestros hijos iban a la misma escuela, no nos habíamos estado encontrando.

-Ben, saluda - me agache a su altura y lo ayudé a sacarse su abrigo. Tom se acercó a mí - ¿Por qué no vinieron todos? quería ver Irvin -

-Oh es que Connan tenía un almuerzo con sus amigos y quería llevarlo con él - expliqué mientras veía como Ben hablaba animadamente con sus tíos.

Siempre que Tom estaba aquí, intentabamos hacer una comida familiar, Connan e Irvin siempre estaban invitados y a veces veníamos todos, pero había veces que preferimos dejarlo más privado, al fin y al cabo era todo por Ben.

Mae tenía 6 meses cuando nos enteramos que estaba nuevamente embarazada, nos había costado demasiado la vez anterior asi que haber quedado embarazada nuevamente y tan rápido se había sentido una bendición. Fue cuando Mae tenía 7 meses que murió de muerte súbita, la habíamos acostado en su cuna, olvidamos de poner su almohada que la rodeaba y se movió hasta quedar boca a abajo provocando un bloqueo de sus vías respiratorias. Llevar un embarazo luego de haber perdido a nuestra hija había y ha sido probablemente de las cosas más difíciles por las que he tenido que pasar, todo lo que te afecta a ti lo hace al bebé así que de verdad puse lo mejor de mí, no iba a dejar que nada le pasara a este bebé.

Benjamín llegó un 7 de Julio y sin dudarlo fue alegría pura, fue todo lo que necesitábamos, abrió mi mente y me hizo madurar. Pero al mismo tiempo con Tom las cosas ya no eran lo mismo. Habíamos decidido volver a intentarlo por Ben y por el amor que nos teníamos, pero simplemente no funcionó, era como si nos pusiéramos tristes de solo estar juntos. Y era tan cierta aquella frase número uno de los libros cliché que decía ¨No Intentes arreglar el Corazón roto de Una persona Que Te puedes cortar con Los pedazos rotos¨

Simplemente nos quedabamos juntos, yéndonos a dormir en la noche esperando que nuestros problemas se resolvieron bajo nosotros por el simple hecho de estar allí intentando hacerlo correcto en una casa dónde ya no había un hogar.

No fue difícil saber que alguien más de a poco se estaba ganando su corazón. El verlo volver a salir, a hacer entrevistas, a un poco de la vida que tenía antes.

Holland HouseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora