Después de una larga jornada de clases, Madeline decidió que iría a su sicóloga porqué había experimentado una crisis después de casi un año. Y eso la tenía preocupada.
Así que mientras se despedía de Lukas con un gesto manual, se colocó uno de sus auriculares y puso en aleatorio cada una de sus canciones; como si el destino no la quisiera ni un poco, Youth se reprodujo al instante, haciéndole recordar los nervios de la primera carta que le escribió al chico que le gustaba; una sonrisa se entabló en su rostro mientras se subía a un autobús para que la acercara a la consulta.
En diez minutos ya se encontraba allá, sentada esperando a que la doctora Rheig la llamará por los altavoces, ella miraba al suelo buscando respuestas que no iba a encontrar en una consulta de una sicóloga, pero que quizá le ayudan a imaginar que si tuviera la valentía suficiente, Mason estaría con ella, y no tendría que sentirse de esa forma.
"Madeline Carson, a la consulta 3 por favor"
anuncio el altavoz. Rápidamente se levantó de la silla y se dirigió a donde le habían indicado.Allí se encontró a su doctora, Sussy Rheig, una mujer rubia y de ojos verdes que la miraba con una sonrisa. ¿Por qué estaba feliz de verla si solo le traían problemas?
—Hola Mad, que alegría que hayas venido —le sonrió una vez más—, toma asiento.
Ella lo hizo en el momento en que le devolvía la sonrisa, la doctora habló nuevamente: —¿Que te trae por aquí, mi niña?
Su voz dulce le inspiró paz, la que últimamente no lograba encontrar.
—Tuve una crisis —habló rapidamente, como si tuviera miedo de ser juzgada—, y me gusta un chico, pero desapareció y no sé que hacer.
—¿Hace cuanto? —comenzó a teclear en su computador, buscando la ficha de la adolescente— y... ¿qué hay con el chico? ¿No lo has buscado?
Ella negó mientras su mirada recorría el piso. —Fue hace dos semanas aproximadamente y por suerte estaba con Lukas, el me ayudó, sentí que me iba a morir. Y el chico... No sé que pasó, le estaba escribiendo cartas y simplemente un día dejó de ir al instituto, y tengo miles de dudas y no sé que hacer; vive tan cerca que es cuestión de caminar cinco minutos y podría verlo. Pero no puedo, mi mente queda en blanco y nisiquiera puedo respirar con normalidad. Tengo miedo de que se decepcione, de que solo sea una imaginación mía que se imaginaba que el sonreía con mis cartas, tengo mucho miedo.
Para cuando Mad se dio cuenta, estaba llorando porque no tenía con quien hablarlo aparte de Lukas, ya que Trish estaba teniendo muchas complicaciones en su vida, simplemente no quería molestarla. Su madre prefería estar llorando todo el día porque su relación había fallado y su padre borracho todo el día.
—¿Recuerdas lo que dijo tu abuela? ¿Lo de arriesgarse? —Mad asintió, era lo que le había escrito en la carta a Mason—, no deberías olvidar que eres adolescente, no te preocupes tanto por lo que pasará, simplemente hazlo, la vida es una, Madeline.
Ella lloró con más ganas, porque sabía que era verdad.
—¿Y si me rechaza? No soportaría eso —suspiro, sorbiendo de su nariz—, me dolería tanto porque el enserio me gusta.
—Si te rechaza es un tonto, Mad, yo estoy aquí para ti, y tu amigo Lukas también. ¿Y qué hay de Trish? Vendría desde Carrison para solo abrazarte. No te sientas sola pequeña.
Después de un rato, se sintió más preparada para volver a enfrentar el mundo exterior; faltaba poco para que el sol se escondiera, decidió volver caminando a su casa para aclarar un poco más sus pensamientos. Ella sabía dónde Mason vivía, así que sin pensarlo y sin siquiera reaccionar a tiempo, se encontraba frente a la puerta 407, una casa de un piso que su fachada era de color blanco puro, y tenía contrastes marrones en las esquinas y en las ventanas.
Tocó la puerta dos veces y esperó pacientemente lo que fueron tres minutos hasta que una mujer bajita y con algo de peso abrió la puerta con una sonrisa; era de tez Blanca y llevaba un uniforme de enfermera.
—Hola señorita —saludó amablemente—¿en que la puedo ayudar?
Mad sintió como si la voz no le saliera, como si de pronto algo se hubiese atascado en su garganta, pero recordó a la mujer de pelo blanco que la había criado parte de su vida y se enfrentó a todo. No tenía nada que perder, ella quería vivir una vida con aventuras que pudiera contar a sus hijos.
—Soy Madeline Carson, compañera de Mason... Bueno, el no sabe que soy su compañera, pero yo sí, osea... —ella sonrió y le salió una carcajada.
—Pasa, tengo que explicarte algunas cosas.
Ella entró insegura a la casa, donde rápidamente sintió ese olor hogareño, sintió esas ganas de llorar porque le recordaba a años atrás.
—Mason... Mason estuvo en el hospital —dijo de un momento a otro, mientras llegábamos al living—, sufrió una crisis de pánico más fuerte que las anteriores, se golpeó con un mueble de su habitación y estuvo inconsciente durante una semana. Pero ya despertó, no quiso ir al instituto porque tenía un parche horrible en su cabeza y eso no era muy bien visto.
¿Crisis de Pánico? ¿Hospital? Era mucha información.
—El... ¿El está aquí? —pregunto con voz temblorosa, la mujer asintió — ¿Puedo verlo?
—Claro, pase por aquí, aunque quizá puede que esté durmiendo.
Caminando a paso lento, como si se fuera a desarmar la casa, la mujer se paró frente a una puerta blanca y tocó dos veces, no se escuchó respuesta así que entreabrio la puerta.
Allí se encontraba el, estaba de lado con una mano en su cabeza y con los ojos cerrados, estaba más pálido de lo normal y su pelo más desordenado; lo observó como si fuera la cosa más linda del mundo.
—Adelante, despertará en un instante— la mujer cerró la puerta atrás de Mad, empezó a temblar indirectamente.
Se sentó en una silla que estaba cerca de la cama del chico, el seguía con el mismo semblante; pero algo capturó la atención de la chica: En sus brazos habían cicatrices que parecían antiguas, y se preguntó si algún día sabría el porqué de ellas.
Mason abrió los ojos y la vió, la chica de pelo rojo estaba sentada en su habitación; ella lo miró expectante, y él pudo distinguir un dejé de miedo en su mirada.
—Sé que te debes estar preguntando porque rayos hay una chica sentada como si fuera su casa, pero tengo una explicación —tomó una respiración profunda antes de decir lo que jamás pensó revelar—, Soy la chica que te dice todo con canciones.
Hola a todossss, llegó el esperado capitulo que todas esperabamosss🥺 desde aquí la cosa se pone aún más buena, bebé Mason y bebé Madeline por fin se conocieron.
¿Que opinan de este capitulo?
Las/os leo
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Te lo digo con canciones.
Teen FictionDedicar canciones y escribir cartas eran cualidades propias de Madeline Carson. Mason era lindo, dispuesto a sonreírle al mundo sin mostrar lo que verdaderamente estaba pasando. Ella se atrevió, él la leyó. ¿Cómo terminará la historia?