Dedicar canciones y escribir cartas eran cualidades propias de Madeline Carson.
Mason era lindo, dispuesto a sonreírle al mundo sin mostrar lo que verdaderamente estaba pasando.
Ella se atrevió, él la leyó.
¿Cómo terminará la historia?
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Todo parecía ir bien, ambos estaban felices de estar juntos; Madeline le había sido cien por cien transparente, contándole desde el día uno sus problemas, la violencia de su padre y la falla que su madre tuvo por preferir a su padre en vez de a su hija. Le contó la primera vez que ocurrió su primer ataque de pánico, su primera caída en bicicleta y hasta sus miedos más profundos. Sin embargo, la chica sentía que Mason no estaba siendo completamente honesto, sentía que aún le faltaban cosas por contarle y no quería eso; quería que él fuera igual de honesto como lo había sido ella.
Nunca habían peleado, cada cosa que le molestaba de ambos lo hablaban y llegaban a un acuerdo para mejorarlo, pero ese día fue diferente. Se habían cumplido dos meses exactos desde que ella había llegado a vivir a la casa de su novio, sin embargo, el último tiempo las cosas se notaban más... Tensas.
Mason sentía que hoy no iba a ser un día bueno, lo sintió desde la mañana; y solía tener presentimientos que se cumplían desde pequeño, el día del accidente de sus padres también tuvo ese sentimiento y terminó siendo uno de sus peores días.
—¿Podemos hablar? —Mad entró a la habitación, el chico estaba sentado en el escritorio seguramente editando uno de sus covers próximos a subir para youtube. Al sentir la voz de la chica y la forma en que lo dijo, se volteó rápidamente.
Asintió, en silencio tomó asiento en la cama, dándole palmaditas al lado para que ella se sentará a su lado, pero no hizo eso, al contrario, tomó asiento donde el estaba antes.
—¿Pasó algo? —los ojos de Mason comenzaron a arder, anunciando las lágrimas.
¿Y si ella se había aburrido de él? ¿Y si quería terminar? "Yo sabía que no podía querer a nadie, que nadie me querría verdaderamente" pensaba cada dos minutos, el silencio lo estaba torturando.
Mad soltó un suspiro —¿Por qué no estás siendo honesto conmigo? Yo te he contado casi todo de mi, pero tú nunca me cuentas cosas sobre ti, todo me he enterado por Kat y la única vez que tuviste la iniciativa fue cuando llegué aquí. —las palabras siguientes a éstas, le partieron a corazón a los dos adolescentes que estaban ahí—, y yo, Mason, no puedo estar con alguien que no conozco verdaderamente.
La gente realmente subestima el poder de las palabras, porqué muchas veces duelen más que algún golpe o que cualquier agresión física que exista; las palabras de Mad le habian dolido más que cualquier golpe o quemadura que su padre pudo haber hecho en su cuerpo. Dolía más que cualquier cosa.
—¿Me... Me estás... —respiró, una gruesa lagrima rodó por su mejilla— Me estás dejando?
La chica tenía el corazón roto, le dolía ver a Mason en ese estado, pero era necesario para ambos saber que la clave de una relación es la comunicación y la confianza, si no tienes esas dos, por mucho amor que pueda existir; una relación no puede funcionar.