Dedicar canciones y escribir cartas eran cualidades propias de Madeline Carson.
Mason era lindo, dispuesto a sonreírle al mundo sin mostrar lo que verdaderamente estaba pasando.
Ella se atrevió, él la leyó.
¿Cómo terminará la historia?
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—Al principio solo pensamos que sería intoxicación de pastillas, hasta ahí todo iba bien.
El médico había llegado después de largas horas de espera, no con muy buena cara; pero al menos no estaba muerto.
Muerte, palabra que muchos tememos, sobre todo cuando en nuestra posición está alguien que amamos.
— ¿Entonces? —Le preguntó Kat.
—La intoxicación por pastillas es común en estos casos, todos lo sabemos —hizo una pausa—, Mason se intoxicó con altas dosis de Paracetamol.
¿Paracetamol? Tanto que nos habíamos reído de él porque era lo único que los médicos daban, y mi novio se había intoxicado con eso.
—Ingerir dosis de Paracetamol no tiene una intoxicacion rápida, sin embargo; al parecer éste chico tenía ganas de morir pues ingirió alcohol, sus exámenes de sangre lo comprobaron. Eso nos complicó todo nuestro trabajo, también al parecer llevaba consumiendo varios días seguidos dosis cortas, quizás cinco o seis pastillas diarias, ¿Nadie notó alguna enfermedad? ¿Alguna reacción extraña en su cuerpo, vómitos o mareos?
—No había querido levantarse éstos últimos días —respondí, de inmediato—, decía que se sentía enfermo y mareado, hoy cuando le pregunté si quería ir al instituto solo me dijo eso.
El doctor apuntó todo en la libreta que llevaba, mientras asentía en un gesto de su cabeza.
—Sí, el paracetamol al ser ingerido produce eso, es parte de su modo de uso, no es inmediato; te va matando de a poco. —Los sollozos de Kat se hicieron más audibles—, es extraño tener una intoxicación de éste caso, no sabemos si hay algún órgano comprometido que haya alcanzado a perforar.
— ¿Cómo está él? —preguntó la señora a mi lado, con voz nasal.
—Está en coma.
Tres palabras que lograron detener mi mundo, el doctor siguió hablando pero realmente no lo escuché; fue como si mis sentidos se hubieran reiniciado y de pronto olvidará donde estaba, con quién y cuál era la razón.
En coma, Mason, el chico que sonreía por todo, que era amable con el instituto, que se paseaba con aires de seguridad casi como diciendo: "Aquí estoy, nadie puede derrotarme" estaba ahora en un hospital, en coma, por haber intentado quitarse la vida.
Intentaba recordar su carta, decirme a mi misma que no tenía la culpa de esto, convencerme de qué yo no le había fallado. Pero, si lo hubiese visto a tiempo nada de esto hubiera pasado, si quizás me hubiese centrado más en él, hubiese notado sus actitudes; quizás, solo quizás; él no estaría aquí, y yo no estaría llorando silenciosamente.
—Más tarde vendré a reportar los avances —Escuché que el doctor dijo, mientras se daba media vuelta.
Un torbellino de emociones llenaba mi cabeza, mis pensamientos eran muchos y a la vez muy pocos; tenía rabia, rabia porque el había sido egoísta y no había pensado en los que quedaríamos ahí, ¿No habías pensado en mí, Mason? En qué ya no tenía nada más que a él y a Kat. También tenía pena, pena porqué el estaba ahí y yo no podía hacer absolutamente nada más que sentarme y esperar a que los días pasaran y despertara el chico que me cantaba para dormirme.
Así pasamos el primer día, en una silla de hospital incómoda y con lágrimas silenciosas.
El segundo día tuve el valor de avisarle a Trish y a Lukas, el segundo vino lo más rápido que su auto pudo, y estaba sentado al lado mío mientras mi cabeza reposaba en su hombro. Trish me había dicho que vendría éste fin de semana y tendríamos una conversación sería; le dije que no era el momento, que necesitaba que estuviera aquí solamente, pero ella siguió negándose y exigiendo que cuando llegara, tuviera mi maleta lista, pero yo no dejaría a Mason y a Kat en éste estado.
¿O sí?
El tercer día fue casi igual que los dos primeros, Mason no presentaba ninguna mejoría, lo bueno es que seguía respirando por su cuenta; no habíamos podido verlo, pero el doctor nos confirmó que el hígado había sido dañado por la combinación de el alcohol y las pastillas, no era un daño irremediable, ya que el hígado es un órgano que se reconstruye sólo si se deja descansar. Lukas me había llevado a la casa, ya no lloraba, solo tenía una expresión de que estaba muerta por dentro, la muerte que tanto anhelaba Mason la tenía yo ahora, y no se sentía agradable.
Unas bolsas moradas habían crecido por debajo de mis ojos, que también se encontraban rojos por haber llorado tantas horas seguidas los días anteriores. Me preocupé de arreglar el desorden que mi chico había causado, ordenando todo para cuando él llegara, pensé si soportaría esto, yo tenía mis problemas, no sabía si iba a ser capaz si nisiquiera podía sostenerme yo.
En el hospital seguíamos los mismos que siempre en el cuarto y el quinto día, la diferencia es que ahora podíamos entrar a verlo ya que su cuerpo había aceptado de manera positiva los medicamentos; fui la segunda en entrar, viéndolo casi más pálido de lo que ya era si eso era posible, sus brazos con moretones a causa de las agujas que en su piel se encargaban de pasar esos líquidos y cosas raras de los hospitales, sus ojos cerrados y su cabello caía en su cara, desordenado y brilloso.
— ¿Por qué? —Pregunté a penas llegue a su lado, no quise acercarme porque se veía frágil, casi como si tocarlo fuera a romperlo— ¿Por qué me hiciste esto, Mason?
Obviamente no tuve respuesta. No recordaba en donde había leído que las personas que caían en coma estaban conscientes de lo que en la vida pasaba.
—No sé que pasó por tu mente, Collins —le dije, sintiéndome tonta—, pero sé que está no es la solución, no era la solución.
»Quizá podrías haberme dicho, Mad, no me siento bien, necesito ayuda. Yo lo hubiese entendido, hubiésemos buscado ayuda juntos, cómo la pareja que eramos. Me siento tonta porque no vi las señales y debería haberme preocupado más por ti, pero también sé que no soy tu madre, no soy tu niñera para estar a cada rato pendiente de ti, si tu no quisiste buscar ayuda; no debe ser un peso mío, no puedo cargar con eso, cariño, por más que te ame.
Y lloré, lloré porque no quería verlo así, quería verlo sonreír por alguna cosa estúpida que dijera, o que se alegrará porque había podido tocar más de dos notas juntas en el piano. Lo quería vivo, no así.
—Te amo —me acerqué y le tomé la mano de una forma suave, fue casi cómo un roce, le deposite un suave beso en su frente, que estaba un poco sudada—, estaré aquí hasta que despiertes.
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Éste es el antepenúltimo capítulo de está historia, mis niñxs♡