Dedicar canciones y escribir cartas eran cualidades propias de Madeline Carson.
Mason era lindo, dispuesto a sonreírle al mundo sin mostrar lo que verdaderamente estaba pasando.
Ella se atrevió, él la leyó.
¿Cómo terminará la historia?
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—No... No, no, no, ¡Tienes que recordarlo! ¡Es tu esposo! —Mason gritaba mientras tomaba un puñado de palomitas—, Noah, síguele leyendo.
Las semanas habían transcurrido con normalidad, ya llevaban tres viviendo en la casa de Mason, su madre ya podía salir con más normalidad sin temor a encontrarse con el hombre que las maltrataba, ayudaban a pagar las cuentas básicas y finalmente; habían conocido a Germán.
—Papá, está es Madeline y Sasha Carson, son nuestras vecinas... —Le dijo al hombre que estaba acostado; parecía que fuese más viejo de lo que realmente era.
German Collins tenía una mirada azulina, y sus cabellos negros caían con unas canas que ahora adornaban parte de su cabello y su barba; al momento en que vió a las dos chicas, pestañeo, dándole entender a Mason que estaba de acuerdo.
—Tuvieron un problema, y bueno, Mad es... Es mi novia —la chica se sonrojo, aún no era oficial pero que la llamara así se sentía malditamente lindo.
—Hola Señor Collins, gracias por recibirnos en su casa —murmuraron al unísono, eso hizo sonreír al chico, que estaba sosteniendo la mano de su padre.
Como es de costumbre Maddy no se calló en ningún momento, se dispuso a sentarse al lado del caballero y contarle toda su vida; la madre se disculpó apenada mientras salía de la habitación y Mason la miraba hipnotizado, la facilidad que teníapara atraparte con cualquier historia por más tonta que fuera era maravilloso.
Cuando se despidió, le dió un sonoro pero cuidadoso beso en la frente al señor, quien pestañeo una vez en aprobación con la mirada para Mason, él solo le sonrió mientras se sentó a leerle algo que había escrito.
—¡No puede ser, amor! —él gritó nuevamente, aunque se arrepintió en el momento—, Ehm... Bueno... Éste...
Se comenzó a rascar la parte trasera de su cabeza en señal de nerviosismo, la chica sólo lo miró y se carcajeo.
—Verte nervioso es taaan lindo —le dijo mientras se apoyaba en su hombro.
Era viernes y estaban en el salón viendo El diario de una pasión porque resultó ser qué a Mason le encantaban las películas de amor.
"¿Por qué debemos admitir que sólo por ser hombres no pueden verlas?" fue lo que le respondió en el momento en que Mad le preguntó, además añadió que eran muy lindas y que la verdadera pregunta era "¿Por qué los hombres NO veíanpelículas románticas?"
—Eres demasiado tierno para ser real —susurró mientras lo miraba—, me encantas, cariño.
El estómago de Mason se encogió mientras se volteaba a mirarla, ella tenía esa sonrisa que podía iluminar una ciudad entera y sus ojos azules brillaban con intensidad. Ella era preciosa, y aunque no habían dormido juntos desde esa vez en la habitación, había despertado y la había observado dormir. ¿Cómo había sido tan tonto para no verla antes? Siempre se sentía hipnotizado.
Un ruido en la puerta sacó del trance a ambos chicos, quienes dirigieron su mirada hasta el lugar. Sasha, la mamá de Mad, caminaba casi de forma monótona.
Igual que cuándo estaba con papá, pensó Mad.
—Hija, tenemos que irnos —le dijo en cuanto la localizó—, tu padre ha vuelto, tenemos que estar en casa.
Maddy frunció el ceño. ¿Cómo le estaba pidiendo eso sabiendo que casi la mataba?
—Mamá, él casi me mató. —La cortó, se estaba comenzando a enfadar.
La mano firme de Sasha se instaló en el brazo de la chica y comenzó a darle empujones para llevarla hacía la puerta.
—Soy tu madre, Madeline, tienes que hacerme caso —exigió con voz demandante, la chica forcejeó hasta que su brazo se liberó del agarre.
—No me iré, mamá —la miró, su madre estaba rara, no era ella—, Él me golpeó.
—Hace eso porqué nos ama, hija; nos ama mucho, él me lo dijo, tenemos que creerle, vamos a nuestra casa —Parecía una loca, a Mad se le llenaron sus ojos de lágrimas. Mason quién estaba ajeno a la conversación, lo notó.
—Él no te ama, él no nos ama, mamá, por favor quédate —le rogó, las lágrimas comenzaron a salir, pero su madre no reaccionaba.
—Claro que nos ama, Madeline; tenía razón, eres una zorra —Las palabras cayeron como un balde de agua fria—, Dime, ¿Ya te acostaste con él?
La chica no entendía el repentino cambio de su madre, no era ella, eso lo tenía claro. Pero no podía evitar no sentirse mal por sus palabras.
—Señora... —Intervino Mason, quien se colocó al lado de Mad.
—Eso quieres, ¿No? Él me lo dijo, quieres meterte en las piernas de Madeline —Ella lo miró, con repulsión.
—Ven acá, Madeline —La voz a las espaldas de su madre le afectaron tanto cómo para quedarse congelada donde estaba, su cuerpo empezó a tiritar y su corazón a palpitar tan fuerte que dolía—, ésta no es tu casa, no puedes quedarte.
Su voz dolía, quemaba y ardía.
—¿Qué... Qué... —No pudo terminar su oración, las palabras no salían, no fluían.
—Te lo dije, mi amor, él volvió porqué nos ama —Su madre se acercó a tomar su rostro, pero ella la esquivó, mirándola de forma dolida—, Madeline, ven hacia acá.
—Mamá, te está manipulando —Su voz temblaba, no quería irse.
—Él nos ama, Madeline, e iremos con él —Una bofetada fue suficiente para que Mason activara sus alarmas; quién se puso delante de Mad, la chica seguía temblando y llorando silenciosamente.
—Lo estás eligiendo a él, zorra —le dijo su Madre, quién ahora estaba riendo. De verdad que Maddy no la entendía.
—Mamá, tú lo estás eligiendo a él, alguien que fue capaz de golpearme para matarme —otra carcajada se escuchó.
—Él me ama, Madeline y yo a él —dijo, saliendo de la casa de Mason. El padre de la chica la esperaba afuera, con una sonrisa de arrogancia.
—Mamá... —Fue lo único que susurró antes de verla irse con el hombre que la golpeaba y que fue capaz de golpearla a ella también.
La había dejado sola, ella estaba sola.
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las letras en cursiva siempre hablarán de algo que haya pasado en el pasado de ellos; sólo por aclaración ♡