32.

22 9 9
                                    

Perspectiva de Madeline

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Perspectiva de Madeline.

—Escapándome del mundo, mejor dicho —Le respondí, aún con la cabeza en la almohada. No tenía ganas de levantar mi poca autoestima y mirar semejante obra de arte y yo con unas ojeras que parecía mapache mal formado. Incluso peor.

Escuché su risa y estuve a punto de lanzar mi teléfono por la ventana y pedir que repitiera el sonido. ¡Por todos los Santos de la risa, esté es tu elegido parece! Era tan ronca, y pude imaginar los hoyuelos que se le forman cuando sonríen y el rulo cayendo en su frente.

Todo perfectamente equilibrado, cómo debe ser.

¿Volviste temprano?

—No, sigo en la escuela aún. ¿Qué no lo ves? —Le respondi, con sarcasmo incrustado en mi voz, también con un poco de risa.

El volvió a reír y me dijo: —Si, a veces creo que te imagino, ¿Eres real? Creo que tendré que comprobarlo.

Levante mi cabeza y él estaba ahí, perfecto como siempre; Su piel pálida contrastaba con sus ojos negros y sus labios rosados, sus aretes en las orejas brillaban más de lo que brillaba mi pobre futuro y sonreía de una forma tierna.

¿Quién pensaría que esté hermoso no había dado un beso nunca?

¡Dios! Podría jurar como se sienten sus labios de tan solo imaginarlo, y su forma torpe de seguir mi ritmo mientras su respiración se volvía irregular.

Era una ternura.

—Vaya, luces fatal —Fue lo que dijo cuando lo miré. —Lo siento, pero debía ser honesto.

Le saqué mi dedo del medio y volví a esconder mi cabeza. ¿Me molestaba? No, porque el estaba siendo honesta, posiblemente si me mirara en un espejo diría lo mismo que el.

—Te extrañé —lo escuché decir. Sonreí contra la suavidad de la almohada.

—Si, claro, señor Estoy enfermo y no puedo asistir a la terrible tortura que es la Escuela —intenté imitar su voz, fallé, obviamente.

—Tenia cosas que hacer —Respondió después de una pausa extensa.

—Entiendo.

—¿No vas a preguntar? —su voz sonaba sorprendida.

—¿Debería hacerlo? —le contra ataque.

—Eso hacen las novias —su respuesta fue casi instantánea, lo miré rápidamente—. Bueno... Éste, quise decir... Ay tu sabes.

La forma en que sus mejillas tomaban un color rosado casi imperceptible, me daban ganas de apretar cual abuelita ve a su nieto.

Incesto, Mad, estás pensando en incesto.

A pesar de que Mason lo había dicho anteriormente, me desconcertaba pensar en el porqué no se había atrevido a pedirlo formalmente, pero no quería pensar tanto en eso porque mientras más lo hago, más me mato pensando cosas que posiblemente no sean.

Te lo digo con canciones.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora