Mason no era una persona feliz, tras la fachada que sostenía frente a todos en el instituto, el sabía que estaba jodido. Quizá por eso nunca había tenido una relación seria, quizá por eso no había sido capaz de amar a alguien, quizá y solo quizá, estaba esperando a ese amor de los que tanto leía antes de dormir en el silencio de su cuarto.
Su vida había sido complicada desde pequeño; sus padres sufrieron un accidente de auto donde lamentablemente su madre no sobrevivió, sin embargo su padre sí, aunque no en las mejores condiciones, su padre se encontraba en cama, el accidente lo había dejado postrado y dependiendo de máquinas. Mason estaba solo, solo en este mundo, y se sentía así todos los días.
En alguna parte de su habitación guardaba escritos que hacía en sus tiempos libres; su sueño era ser escritor, y lo hacía bien ya qué se los leía a su padre y el siempre terminaba con una sonrisa y con sus ojos le decía que era bueno.Sin embargo, él sabía que no podía permitírselo, sabía que debía trabajar quizá en algo que le diera dinero para poder mantener a su padre; pero se estaba agotando, su felicidad se estaba acabando.
Hasta que llegó, empezaron a dejarle extrañas cartas con una canción escrita en ellas. Eso le motivó, le motivó a ir a la escuela y seguir recibiendo esas cartas con esas lindas palabras, le gustaba.
Sin darse cuenta, la chica misteriosa que le escribía cartas con canciones; lo estaba salvando.
Y Madeline por otro lado; estaba llena de inseguridades, quizá no tenía un padre postrado, pero sí uno alcohólico; uno que tenía que ver todos los días llegar tarde y con una mancha de labial en la camisa, mientras también veía a su madre levantarse para servirle la cena que le había guardado. No era feliz, pero si optimista; y no dejaba que eso le afectará en su forma de ser, nadie debía saber que ella estaba mal, que su madre dejaba que la engañaran, porque en el momento que alguien lo supiera, se volvería débil, sabrían como dañarla.
Nunca había tenido novio, aunque si algunos besos en algunas fiestas sin ningún tipo de compromiso; temía que los hombres fueran igual que su padre, pero por alguna razón, quizá sus chacras se alinearon y el destino decidió estar a favor de ellos —o quizá la falta de sueño de ambos, y que iban distraídos—, hizo qué, chocarán, de frente.
Sus caminos se encontraron, una pequeña corriente se formó que ambos perfectamente sintieron, y se miraron.
—Disculpa —dijo rápidamente Mason mientras le ofrecía la mano, Mad la sostuvo para que la ayudara a levantarse del suelo—, iba distraído.
—Lo entiendo —se río—, yo también iba algo distraída.
Ella lo miró a sus ojos, tan profundos como ninguno de los que había mirado, y sintió que ya no había vuelta atrás. Mientras que el, sintió una paz mientras tomaba su mano y miraba su sonrisa, que le pareció perfecta. "como no la había visto antes" pensó.
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Te lo digo con canciones.
Teen FictionDedicar canciones y escribir cartas eran cualidades propias de Madeline Carson. Mason era lindo, dispuesto a sonreírle al mundo sin mostrar lo que verdaderamente estaba pasando. Ella se atrevió, él la leyó. ¿Cómo terminará la historia?