Dedicar canciones y escribir cartas eran cualidades propias de Madeline Carson.
Mason era lindo, dispuesto a sonreírle al mundo sin mostrar lo que verdaderamente estaba pasando.
Ella se atrevió, él la leyó.
¿Cómo terminará la historia?
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Allí se encontraban, mirándose fijamente. Mason, esperando que Mad hablará, y Mad, intentando despejarse de los pensamientos negativos.
"¿Qué si me trabó? ¿Y sí me da por estornudar y se me salen los mocos? ¿Y si tengo algo en el diente? ay no soportaría tanta humillación" Pensó la chica.
—Desde el día que te ví cruzar la puerta de la escuela, me gustaste. —comenzó a leerle la carta, con más nervios que vida—, llegastetímido, cómo con miedo de la gente. Verte convertido en lo que hoy eres, me llena de orgullo. Ya no eres ese chico que vi hace un año atrás; evolucionaste de todas las formas, sonríesmás, participas más. ¡Eres el dueño de una voz maravillosa! Tus covers enamoran a todos, incluida yo.
Mason sonrió mientras miraba a la chica, ella tenía los ojos puestos en la carta.
—Creo que me pase un poquito... —lanzó una risa nerviosa, pero continuó leyendo, ya no había vuelta atrás. —Has sido mi motivación durante éste año, me gustaba imaginar que me dabas la mano frente a toda la escuela y caminábamos juntos mientras nos miraban. Realmente no sé si alguna vez me viste, porque intentaba ser invisible para ti en todo momento, me iba más temprano para que no me vieras, y salíadespués del horario con la excusa de clases extras que jamás tuve. Pero entonces comencé a ver tus sonrisas por mis cartas, la forma en que buscabas a la responsable de esas pequeñas notas en tu casillero; y me diste esperanzas. Veía tus historias donde claramente subíasnuestras canciones, y digo nuestras porque ahora cada vez que las escuché te recordaré y una sonrisaaparecerá en mi; te imaginaré cantandola mientras tocas la guitarra, o el piano, o... cualquier cosa que toques, todo lo harás bien. Uy, eso sonó mal.
»Lo que trato de decir, es que Dios, si te vieras de la forma en la que yo te veo serias muchísimomás seguro. Y ahora que estamos aquí donde sea que se me ocurra llevarte, pretendo no dejarte ir. Si es que tu sientes lo mismo después de conocerme; si no, quiero que sepas que has sido a la primera persona a la que le he escrito cartas, le he dedicado canciones y mi tiempo de admiradora. Has sido mi primera vez para casi todo, y eso se siente genial, Mason, no sé cómo vayas a reaccionar. Pero me gustas, desde el día que te conocí, y ahora me gustas mucho más.
A este punto, Mason sí que parecía un tomate andante y si es qué existe algo más rojo, así estaba. no encontraba las palabras adecuadas como ella lo hacía, estaba en estado de shock y su corazón parecía batería de banda de rock.
—Yo... Yo... —tartamudeo, un mal hábito que tenía cuando estaba nervioso—, yo... Mad...
—No tienes que decir nada, Mason —le cortó, suavemente—, no te estoy obligando a estar conmigo, simplemente quería que lo supieras. Si algún día desapareces o yo lo hago, quiero que siempre sepas que tuviste a alguien que te quiso con todo su corazón, de forma incondicional.
En las películas, pocas veces vemos que la mujer es la que toma la iniciativa, las hacen ver como si toda la vida esperarán a su príncipe azul. Madeline Carson nunca tuvo ese pensamiento, si ella quería algo, iba y peleaba por él, la gente se pierde las oportunidades por miedo o simplemente porque esperan que las cosas lleguen a ellos en vez de buscarlas. Allí está el error.
Quizá por eso Mason estaba así de impactado, siempre pensó que el hombre era el que invitaba a salir, él que pagaba la comida y el que escribía cartas de amor y se las dejaba a la chica. Y con ésta en especial, se llevo una sorpresa grata.
Por eso, y porque admiraba a Mad, que hacía todo por impulso, no pensaba las cosas ni un poquito para no arrepentirse; se acercó a la chica a velocidad luz y estampó sus labios con los de ella.
Todo pasó tan rápido, que no tuvieron tiempo de pensar nada, simplemente se concentraron en sentir las cosas que estaban pasando en ese momento. Cómo si de un espectáculo de fuegos artificiales se tratará, sus estómagos hicieron una explosión magnífica, y lo que eran mariposas en un principio se convirtieron en dragones, en elefantes o jirafas. Ambos tenían sus ojos cerrados, y Mason colocó sus dos manos al rededor de la cara de la chica, que soltó la carta que sostenía en sus manos de la sorpresa y que habían comenzado a sudar.
Allí, en ese parque, después de un día de escuela fue su primer beso; el primero de muchos. Desde ese día Mason supo que la chica que le escribía cartas era la persona por la que escribía, por la que había estado esperando; Madeline fue su primer beso, la primera vez que sentía algo tan fuerte por alguien.
Y le gustaba sentirlo.
Y sabía que estaba jodido, qué le daba miedo, pero aún así se arriesgó.
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Nada que decir, no sé de quién enamorarme, ambos son tan lindos y tan fuertes. Aún falta que conozcan cositas de Madeline y de Mason.