LA PRIMERA

INVITACIÓN

Brenda y Irene mientras buscaban un buen lugar donde poder aterrizar sin ser vistas por humanos, captaron que el aura de varias brujas locales se elevó, lo que indicaba una alta posibilidad de ser derribas por considerarlas una amenaza o invasoras, por eso aterrizaron lo más rápido posible en un templo, sin saber que estaba habitado por un aquelarre de brujas blancas que habían utilizado hechizos de invisibilidad luego habían dejado que aterrizaran  para emboscarlas. Amelia pasados unos segundos en tierra  captó el aroma de la sangre y cuando le iba avisar al resto aparecieron muchas brujas apuntándoles con sus varitas.

Amelia y Brenda al estar rodeadas decidieron subir sus auras al máximo para que sí eran atacadas no iban a ser fáciles de vencer, la sumo sacerdotisa al captar sus auras opto por solucionar las cosas por la vía diplomática, por eso luego de usar un hechizo para poderse comunicar les pregunto cuáles eran sus intenciones.

Violetta se había puesto el vestido sólo para saber cómo le quedaba pero le gustó mucho Carlota se dió cuenta y le dijo que se podía quedar con el después le dijo que fuera a dar un paseo, Violetta iba ser caso pero en eso momento aparecieron los padres de Carlota y empezaron hacer muchas preguntas al verla con el vestido puesto.

Brenda cuando iba a responder se dio cuenta de que Amelia se había transformado y estaba analizando cual de las brujas locales podía ser una presa fácil, y para evitar un enfrentamiento le dijo a su prima que se alimentará de ella después dejo su cuello al descubierto. Amelia acepto la propuesta y después de clavar sus colmillos en el cuello de Brenda comenzó alimentarse, las brujas japonesas al ver eso se quedaron con la boca abierta, Irene por su parte no podía ocultar sus celos al escuchar los gemidos de su pareja.

Después de unos minutos Amelia quedó satisfecha y saco sus colmillos del cuello de Brenda,  después le explicó a la sumo sacerdotisa quienes eran y porque habían llegado a Japón. Maiko después de que Amelia terminó su relato les dijo que mientras durará su estadía en Japón se podían quedar en el templo.