VII

1.5K 176 161
                                    


Lisa yacía acostada en aquel diván de cuero blanco, su mirada al frente no reflejaba más que un vacío. Quien la viera directamente podía perderse fácilmente en aquellos ojos, en busca del descubrimiento de su notable afligimiento.

Aquel consultorio era de colores claros, contaba con una ventana cubierta por una cortina blanca transparentosa, que dejaba traslucir los tenues rayos del sol. En el medio de aquella habitación, había una alfombra que ocupaba todo el lugar donde yacía aquel diván. En las paredes colgaban algunos que otros cuadros de pinturas clásicas, que daban contraste con los colores de la pared.

Al lado de aquel diván, pero un poco más detrás, estaba un pequeño sofá, en él estaba sentada aquella mujer pelinegra de aspecto maduro y sereno. En sus manos sostenía una libreta en la que se disponía a tomar apuntes, alzó su rostro y se acomodó sus anteojos.

─¿Con cuánta frecuencia, han aparecido esos sueños? ─preguntó, cortando aquel silencio que había invadido el lugar.

La pelinegra se mantenía inmóvil en su posición, apenas se percibía su lenta respiración. A pesar de estar sucumbida en aquel estado, que podría ser percibido como relajación, por dentro era un estado de inquietud. Por fuera paz, por dentro guerra. Por fuera silencio, por dentro gritos.

─Puedo deducir que no te has entregado al sueño. Temes de encontrarte con aquellos acontecimientos que no te dejan en paz. No quieres retrotraer ─prosiguió al notar que la pelinegra se mantenía sin hablar.

─Deduces lo evidente ─murmuró apenas perceptible.

Cada vez que la pelinegra asistía a aquellas consultas de manera esporádica, y muchas veces en contra de su voluntad, experimentaba la exteriorización de aquellas emociones que se reprimía.

Jisoo, tenía cierta influencia en ella, siempre lograba sacarle más palabras de lo que otra persona había logrado. Más allá, por el hecho de ser su médico por alrededor de tres años, era por la confianza que le transmitía a Lisa.

─Bien ¿Cuándo fue la última vez que dormiste?

─Hace... tres días, supongo ─Jisoo, negó con su cabeza y comenzó a escribir.

─¿Has tomado las pastillas?

─Sí.

─Espero estés siguiendo las indicaciones Lisa, y que no estés ligándolas con alcohol. Sabes los efectos que tendría, ¿no?

─Me los explicaste una y mil veces.

─Pero estoy segura que no sigues esas indicaciones.

─¿Cuál es el fondo de esta consulta? ─giró su rostro encontrándose con la mirada de su médico─, ¿decirme lo que ya me has dicho? ¿cuestionarme por lo que ya me has cuestionado?

Lisa, mantuvo su mirada fija en la de su contraria, quien sólo la evaluaba. De un momento a otro se puso de pie, creando confusión en ella.

─¿A dónde crees que vas? Aún la consulta no ha terminado.

─Me vale, me iré, ya vine. Era eso lo que querías, ¿no?

─No se trata de qué quiero. Es evidente que necesitas mi ayuda ─admitió desde su sofá viendo como la pelinegra tomaba sus cosas─, necesitas ser escuchada, pero eres tan mezquina contigo misma que no lo aceptas.

Al escuchar aquello detuvo sus acciones. Era cierto, quería hablar gritar, llorar, pero no se lo permitía, creía que era algo de débiles.

─¿Por qué te recriminas? ─la pelinegra se sobresaltó al sentir la voz de aquella mujer detrás de ella─. Lisa, mírame ─pidió con voz suave.

Sʜᴀᴅᴏᴡ (El comienzo)→JᴇɴʟɪsᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora