VI

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En un apartamento moderno, pero con aspecto minimalista, era lo suficientemente espacioso para albergar a la pareja que, en cuestión, lo habitaba. En aquella estancia, se vislumbraba el estilo de dos personas unidos en uno sólo.

El lugar era sobrio, ordenado y dejaba resaltar los aspectos arquitectónicos. Pero, a pesar de ello, se podía observar cierta delicadeza y alegría en ciertos objetos. Dejando a entrever, ambos estilos acoplados de la pareja.

En aquella cocina de colores claros y la cual estaba impregnada de un apetitoso olor, se encontraba dicha pareja, fusionándose para elaborar lo que sería su cena.

─Y cuéntame... ─comenzó a hablar una rubia quien detuvo sus palabras para dar una probada a la salsa que estaba preparando, ganándose una mirada por parte de su acompañante.

─De seguir así, sólo la cacerola quedara sin nada en que bañar la pasta.

─Es que necesito verificar que quede bien ─se quejó la rubia.

─Ven dame, mejor ayúdame a picar ─la más alta hizo una mueca─, vamos Rosé.

─Está bien ─se rindió y tomó lugar en el picadero─. Bueno como te decía ¿qué tal tu día? ¿Muchos pacientes hoy?

─No, sólo atendí a dos. Así que mi día estuvo... ligeramente bien ─echó una mirada a la rubia quien lucía concentrada picando los vegetales─. ¿Y el tuyo?

─Bien ─murmuró dando una rápida mirada, mientras su compañera aspiraba deduciendo lo que estaba detrás de aquel Bien.

─Déjame adivinar, ¿Lisa? ─al escuchar aquel nombre, la rubia dejó de picar y miró al frente soltando un suspiro de cansancio.

─Sí, ella lleva un par de días que no se presenta en el trabajo, y que no contesta mis llamadas ─volvió su rostro buscando la mirada de su compañera─. Estoy a nada de llegarme a su Pent-house.

─La última vez que la viste, de seguro discutieron ¿no? ─la rubia bajo su mirada y asintió lentamente─. Vaya qué haré con ustedes.

─Sabes que Lisa, últimamente está intolerable ─reveló la rubia con evidente angustia.

─Te he dicho que lleves las cosas con calma cuando se trata de Lisa. Sabes que no puedes alterar más su estado de ánimo.

─Se me es imposible Jisoo ─se quejó en tono levemente triste

─Ven ─se acercó hasta la más alta y la llevó hasta los taburetes frente a una isla, donde ambas tomaron asiento─. Escucha debemos saber sobrellevar esta situación. Si nos dejamos llevar e imitamos el comportamiento de ella, no la estaríamos ayudando a mejorar, sino por el contrario ─llevó su mano al rostro de la rubia que sólo tenía rasgos de preocupación, y lo giró para que la mirase─, la estaríamos hundiendo más.

─Eso lo entiendo, pero ella no se deja ayudar ─tomó las manos de su contraria─. Incluso ni siquiera ha ido a tu consulta ─la mayor hizo una mueca y desvió su rostro─. ¿Ves? Me había dicho que iría ¿Te ha llamado?

─Sabes que ella no es de llamar, ni de buscar ayuda. Y cuando lo hace, es algo de extrañar.

─Bueno dices que hay que ayudarla, así que creo que debes de llamarla. Ella te escucha más a ti que a mí ─Jisoo se quedó cavilando en aquella idea, sabía que la rubia tenía razón.

─Tranquila, eso haré. Vamos a cenar y luego la llamó. Le pediré, bueno mejor le exigiré, que esté lo más pronto posible en mi consultorio.

Aquella pelinegra se quedó observando a la rubia, quien lucía cansada anímicamente. Ella sabía del cariño que ésta le tenía a Lisa, una chica que conocía desde hace varios años y que más allá de su aspecto y personalidad fría, chica que podía llegar a ser más cálida que un sol en invierno.

Sʜᴀᴅᴏᴡ (El comienzo)→JᴇɴʟɪsᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora