XII

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Admirando aquella oficina pudo entender aquello de dos polos opuestos, lo que era el blanco y el negro. Su oficina era sobria, de colores oscuros, en cambio la de su amiga, era de colores claros que daban una buena iluminación y un ambiente agradable.

Un árbol Bonsái, estaba dispuesto en una mesita que se ubicaba a un lateral del escritorio, donde la luz del ventanal iluminaba la misma. Una pequeña estantería, disponía de varios libros. Y sobre esta, había unas que otras fotografías, y en el centro estaban unas flores en un jarrón.

La pelinegra se acercó hasta observar claramente aquellas fotos. Tomó un pequeño retrato donde se observaba así misma en compañía de la rubia. Ésta la sostenía en un abrazo por su cintura con su vista a la cámara y una gran sonrisa, mientras que ella sólo mantenía su mirada perdida al costado contrario donde estaba su amiga, ignorando aquella cámara.

─Recuerdo ese día ─la pelinegra no se sobresaltó al sentir aquella voz repentina a su espalda, de alguna manera u otra, había presentido a su amiga.

─Igual yo.

─Era tu cumpleaños número veintiuno, hace cuatro años. Recuerdo que te lleve engañada a ese local de helados ─la rubia dio unos pasos hasta quedar al lado de la pelinegra mirando su perfil.

─Sabes que nunca me gustó celebrar mi cumpleaños.

Lo cierto era, que ese día luego de aquel paseo con Rosé, la pelinegra se había perdido por tres días. Días donde sólo se había dedicado a tomar y a perderse de local en local. De pequeña nunca había celebrado su cumpleaños, sólo una vez que su abuela Minsuk le compró un pequeño cupcake a escondidas de cierto hombre.

Pero una vez que su amiga a escondidas averiguó el día de su cumpleaños y lo celebró, la hizo revolver en el tiempo, recordar parte de su pasado haciendo que cayera en aquel estado de astenia.

─Bien, ¿qué te trae por aquí? No eres de visitarme ─la pelinegra colocó aquel retrato en su lugar y miró a la rubia.

─¿No lo puedo hacer?

─Sabes que siempre te atenderé. Por cierto, no has vuelto a visitarme, en casa. Sabes que eres bien recibida por mí y Jisoo.

La pelinegra ignoró aquello y caminó hasta tomar asiento frente aquel escritorio, ordenado y colorido.

─¿Cómo puedes trabajar rodeada de tantos colores? ─la rubia soltó una risilla y tomó asiento al frente de su escritorio─. Eso me daría jaqueca, además de distraerme.

─A mí me ayuda, de esta manera puedo localizar más rápido los documentos, de acuerdo al color de la carpeta ─Lisa no entendía cómo aquella chica era su amiga, eran totalmente diferentes. Aquella ordenada y colorida, y ella desordenada y sombría.

─Bueno, dejando a un lado estos temas. Lo que me trae por aquí es el lanzamiento de la revista N°300 de Elite.

Aquel repentino interés de la pelinegra por el tema de trabajo, sorprendió a la rubia. Pues en los últimos meses aquella mujer no había mostrado pizca de interés, además de que muy poco se le veía por aquellas instalaciones.

─Vaya no me esperaba esto ─murmuró para sí misma.

─¿Qué cosa? Te sorprende mi interés ¿no?

─No te mentiré. Supongo que algo te ha alimentado ese interés.

─Sólo quiero estar al tanto de todo lo que se incluirá en el próximo lanzamiento.

─Eso ya está especificado en los informes que te envié, ¿no los estudiaste?

─Sí, lo hice ─por un breve instante la pelinegra se quedó mirando un punto muerto─. Quiero que se agregue algo más.

Sʜᴀᴅᴏᴡ (El comienzo)→JᴇɴʟɪsᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora