XVIII

1.2K 178 88
                                    

¿De qué sirve vivir en un lugar tan espacioso, cuando sólo lo habita una persona? Para Lisa, eso no era más que el reflejo de su alma; solitaria y vacía. Así era como se sentía, y más al llegar a su Pent-House.

Este era sumamente espacio, elegante, el piso de mármol blanco. Toda la fachada frontal, era cubierta por un cristal de puertas corredizas que daban a un balcón, dejando una vista panorámica de la ciudad; luna y sol se podían admirar desde aquella cúspide. Estaba amueblado con lo último en actualidad. Cosa de la cual Lisa, no estaba a cargo, sino su padrastro; Hyun Manoban.

Lisa, muy poco estaba consciente de todo lo que allí había. Muy poco pasaba tiempo dentro de aquella jaula de oro. Y cuando lo hacía, mayormente, era para dormir. Cosa que detestaba, porque en aquellos sueños habitaba su pasado tormentoso.

Al entrar en aquella amplia estancia, se quedó paralizada en medio. Miró a todos lados, como en busca de algo, o de alguien que la recibiese. Pero sólo había soledad, frío y penumbra. Sin quererlo, su mente ya la había hecho viajar al pasado, recordando una situación similar a la que estaba presenciando.


¿Ya te vas? preguntó con cierto pánico en su voz.

Sí, Lisa respondió aquel hombre alto, de fría compostura, rostro cuadrado y cabello espeso canoso.

Pero, apenas estuviste un día aquel hombre que se encontraba ocupado colocando unos papeles en un maletín, miró a Lisa y prosiguió.

Te he dicho que no te apegues a las personas jovencita.

Lo sé Hyun, pero... he estado muy sola

Jung, estará por aquí comentó con fastidio mientras proseguía en lo suyo.

E-es que he vuelto a tener

¿Hasta cuándo con los sueños? preguntó con cierta molestia. Esa es tu forma de llamar la atención. No puedo quedarme, tengo trabajo que hacer.

Lisa comenzó a sentir un ataque de ansiedad. Aquel hombre ciertamente no era de estar en aquella gran casa. Pero a Lisa, le hacía falta compañía, sus noches eran una tortura. No hallaba en quien refugiarse.

Debes de madurar jovencita. Ya tienes quince años, de los cuales tres lo has pasado conmigo. ¿Y aún no sabes cómo son las cosas? aquel hombre reprochaba, aumentando más su tono de voz, y los nervios de aquella joven.

Espero que Yang mí, no me llame cada mañana para contarme de tus ataques prosiguió acercándose a la chica, la tomó por el mentón para que levantara su rostro y lo mirase. Otros ataques como los de siempre, y te mandaré de una vez a un sanatorio mental, veo que las terapias no están ayudándote. No seas cobarde, y enfrenta la realidad, acepta lo que tienes. Si es soledad entonces lidia con ella.

Dicho aquello tomó sus cosas y salió de aquel despacho, dejando a Lisa en un estado de ansiedad. Salió de aquella oficina y fue hasta su cuarto, cerró aquella puerta fuertemente. Se tiró bocabajo en su cama y soltó un grito de frustración.

Se puso de die, respiraba superficialmente, sentía que le faltaba el aire, y que una ola de escalofríos, de muy mal gusto, invadían toda su piel. Bajo su mirada y observó cómo sus manos temblaban incontrolablemente.

N.-no basta, no de nuevo... decía con voz temblorosa y entrecortada por cada inhalación de oxígeno.

Miraba a todos lados, aquellas paredes parecían cerrarse entre sí, obligándola a estar atrapada. Fue retrocediendo hasta chocar con la pared. Llevo sus manos a la cabeza y soltó un grito ensordecedor. Se dejó caer en el piso sentada.

Sʜᴀᴅᴏᴡ (El comienzo)→JᴇɴʟɪsᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora