IX

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En una mesa a las afueras de un local de café, se encontraba la pelinegra. Con sus anteojos oscuros y vista al frente. Se mantenía perdida en sus pensamientos, mientras aquel café dispuesto para ella, se iba enfriando.

Estaba a la espera de una persona, que para ella representaba mucho, una persona que la ayudó en un momento muy difícil de su vida, en un momento donde su infancia se vio marchitada por los atropellos de aquel hombre que, ni después de tanto tiempo, abandonaba su mente, su vida.

─¡Hey, mi pequeña Lisa! ─la mencionado alzó su rostro y miró al hombre que, en cuestión, esperaba.

Aquel hombre alto, cabellos negros con algunas canas a entrever, se terminó de acercar hasta la pelinegra, quien se puso de pie. Luego esta fue envuelta por un abrazo de aquel hombre. A pesar de que no le gustaba tanto el afecto, no podía negarse al que aquel hombre le ofrecía.

─¿Cómo estás? ─preguntó el hombre quien miró extrañado a la pelinegra─. ¿Por qué los gafas?

─Ah, no es nada, es sólo que me es molesta la luz del sol.

─¿Seguro? Quiero ver los ojos de mi pequeña Lisa ─admitió con una sonrisa.

─Vamos tío Jung, ya no estamos para esto ─murmuró entre dientes la pelinegra.

─Bien, bien. Tomemos asiento. Y bien, no respondiste a mi pregunta ─aquel hombre miró como la chica dudaba en responder─. ¿Has estado bien?

─Claro, por qué no debería estarlo.

Jung, conocía a Lisa, desde muy pequeña, sabía cuándo mentía, como era el caso. Se quedó mirando a la pelinegra por un instante, para luego ordenar un café.

─Tengo que disculparme por no fijar un encuentro antes, he tenido mucho trabajo en la estación últimamente.

─No tienes por qué estar tan al pendiente de mí, también tienes tus obligaciones.

─Sí, pero sabes que siempre estaré a tu pendiente, siempre serás mi pequeña Lisa ─la mencionada sólo soltó un resoplido el cual causo gracia en el mayor.

─Ese apodo ya no es relativo en este período de tiempo.

─¿Cómo van las cosas en la compañía? ─la pregunta, causó cierto desagrado interno en Lisa.

─Bien, todo marcha como debe de ser ─señaló mirando a un lado, volvió su rostro encontrándose con la mirada de aquel hombre─. Te pareces a Hyun, digo por tus preguntas acerca de la compañía.

─Hum... ─aquel hombre arrugó su entrecejo ante aquella comparación, la cual le disgustó.

─¿Qué? Es tu hermano ¿no? A la final en algo deben de parecerse.

─Sí, es cierto que somos hermanos, pero no por ello nos parecemos en carácter.

El mesero apareció con la orden de Jung, quien se dispuso a tomar su café, mientras la pelinegra lo observaba. Aquella acotación era cierta, Jung no se parecía a Hyun, padre adoptivo de Lisa, el cual sólo le había dado el apellido y estabilidad económica, mientras que el cariño y afectividad se lo había entregado aquel hombre frente a ella.

─Hablando de él, ¿no te ha llamado? ─Lisa chasqueó su lengua y miró a otro lado, con evidente disgusto.

─Sabes que... prácticamente, nunca ha hecho parte de mi vida ─se fijó en Jung─, ni yo de la suya. Sólo he sido como... un estorbo, que a la final resulto ser útil para que ocupara sus obligaciones como CEO, mientras él se retiraba a la buena vida, y se encargaba de otros asuntos menos laboriosos.

Sʜᴀᴅᴏᴡ (El comienzo)→JᴇɴʟɪsᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora