Capítulo 39: Primera Advertencia.

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Desde que tengo en mi poder el teléfono de Antonio no ha dejado de sonar y no se ha quedado callado desde hace un rato, no precisamente porque haya parado de recibir mensajes o llamadas, especialmente de Margot, sino más bien porque me ha hartado aquel escandaloso sonido y he decidido dejarlo en vibrador.

No quise revisarlo a detalle, una porque no me compete y otra porque no tengo la contraseña, aunque de igual forma no he visto ni siquiera los avisos que quedan a simple vista cuando se baja la cortina de notificaciones.

Una vez he dejado lejos a Luke aminoro mi, antes, apresurado andar. No puedo creer que sea tan estúpido como para querer desperdiciar la gran e inigualable oportunidad que tiene con April; es una excelente mujer y aparte está hecha todo un sueño, no sólo porque es bonita sino también porque es súper inteligente y al menos en ese aspecto no hay nadie que se le ponga a la par.

Y como todo el cliché de una típica "nerda", tenía que estar perdidamente enamorada de un fuckboy que a decir verdad de fuck no tiene ni un pelo pero de guapo y "papirrín*" los tiene todos.

De igual forma no estoy dispuesta ni a volverlo a ver, no si eso significa llevarme de encuentro el corazón de una de mis mejores amigas... O más bien dicho la única que me queda ya. Puesto que Alba parece sentirse mejor con Ginger que conmigo.

¿Qué hicimos mal, para que una simple pelea haya acabado con todos esos años de amistad que teníamos?

Al estar parada enfrente de la sala de maestros me tengo que sostener sobre mis puntas para alcanzar a ver en la ventanilla de la puerta si hay alguien ahí adentro, pues nadie atiende cuando llamo y me permitan entrar.

No alcanzo a ver a nadie, entonces decido tomar el atrevimiento de entrar. En un principio no veo a ningún maestro, y he estado muchas veces aquí adentro castigada como para poderme de memoria el cubículo de cada profesor y estar segura de donde va Antonio.

—Si no te abren la puerta, no puedes entrar —lo escucho decir a mis espaldas robándome un brinco del susto. Me vuelco sobre mi eje hasta encararlo y el estado de embobamiento en el que me sumerjo al verlo es miseral pero de igual forma me hundo hasta el fondo.

—Hola, Alphonse.

—Perdón por no abrir rápido —se disculpa y no tiene que hacerlo para que lo perdone. Esta tenso, sus hombros lo atestiguan en esa postura tan rígida y cuadrada, tiene la corbata desecha junto con las mangas de aquella hermosa camisa azul marino arremangadas arriba de los codos y todo su cabello esta revuelto. Inunda sus pulmones de oxígeno en lo que parece estarse debatiendo entre decirme la verdad o echarme de aquí—. Estaba en una llamada... —dice finalmente mordiéndose el interior de su boca.

—Con Kelly —termino por él lo que no se atreve a decir. Trago grueso sintiendo mis piernas fallar, de la nada mi corazón se despotrica y mis pulmones no saben cómo respirar.

—Si —se limita a responder y todo mi mundo se me desmorona encima.

—Se vino con la hermana, ¿verdad?

—Si... Pero no te preocupes Hannah sabe que me metí con una de mis estudiantes pero Kelly no le contó nada más de ti, no te conoce —asegura como si eso fuese algo que me preocupara o si quiera me tranquilizara.

— ¿Qué significa su regreso entonces?

—No lo sé —confiesa. Se frota el rostro con las palmas y lo rojo que deja toda su faz sólo es una prueba más de lo molesto que esta—. Con Kelly todo es un sube y baja.

— ¡Peor que un tira y afloja! —Me burlo con algo muy parecido al odio haciendo mella en mi interior.

—Sí, Savannah peor que eso —el que me conceda la razón no me alegra pues lo hace de muy mala gana y con el ceño fruncido como si yo tuviera la culpa—. No sé en qué punto estamos, aún no sé si estamos en una costosa subida o ya vamos cayendo en picada.

¿Lo intentamos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora