¿Lo intentamos?

Capítulo 11: Tal Vez...

Qué fin de semana más aburrido.

Alba se la pasó todo el tiempo con Manny, creo que arreglaron muy bien las cosas entre ellos dos.

Apenas y pude ver a April, el domingo fui un rato a su casa. En modo de discreción le pregunté acerca de Luke; que feo sentí cuando me dijo que no le había escrito, llamado o algo por el estilo.

Hoy es lunes; la tortura conocida como escuela y mi verdugo llamado Antonio me esperan con ansias. No sé lo que pueda pasar... Solo le ruego a Dios que todo sea diferente.

Tal vez se comporte con ética profesional, y no me moleste más... Aunque a decir verdad nunca me ha molestado. Lo único que hizo fue ponerme los pies sobre la tierra y hacerme ver que un hombre como ÉL jamás de los jamases se fijaría en alguien como YO.

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Al final de todo la que ganó fue mi mamá. Pedimos comida a domicilio y estuvimos conversando de todo.

El exhaustivo e inquisitivo interrogatorio de mi padre, me elimino un par de neuronas.

Las bromas y sugerentes comentarios de mi hermano, me metieron en un par de problemas y agregaron otro ciento de preguntas a la lista de mi papá. Mi mamá por otro lado, solo reía y me reprendía con una discreta mirada reprobatoria cada vez que mentía en la respuesta de alguna pregunta. Trate de ser lo más sincero que puede, solo suprimí información en algunas respuestas y deforme otras tantas a mí conveniencia.

Después de tanto, todos quedaron satisfechos, me advirtieron que el próximo mes los tendría metidos en mi casa de nuevo.

Al fin ha llegado mi tan ansiado lunes.

El primer día de la semana está en mis puertas y no sé cómo pero la molestaré hasta el cansancio.

Sé que no puedo tener nada con ella. Pero ese NADA exclusivamente se refiere a una relación sentimental amorosa entre pareja. Me acercaré a ella como amigo. Aunque sea esa la mentira que me estuve dando todo el fin de semana: "Acercármele Como Amigo".

Luego de bañarme, me enfundó en unos elegantes pantalones de vestir y una camisa formal manga larga color piel que dejó fuera del pantalón, no hago los primeros tres botones, tampoco me molestó en buscar una corbata, menos un saco. Suficiente formalidad con la camisa y el pantalón sastre.

Acto seguido, me encaminó hacia el garaje. Por un par de segundos me debato entre mi moto y el auto. Siendo el elegido el segundo, no quiero causar tanta polémica como la vez anterior que lleve la motocicleta.

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Como mis costumbres dictan, lo primero que hago es ir directo a la cafetería y ordenarme un chocolate.

—Hola —no sé de dónde ha salido Alba, pero está abrazada a mi cuerpo y me estruja en un apretado y cálido abrazo—. Tengo tanto que contarte...

—Cosas buenas —deduzco con una risita llena de complicidad gracias a la felicidad que destila con los ojos brillantes.

—Demasiadas cosas buenas, creo yo —ríe y el rubor se extiende por todo su rostro. Trato de calmarla y terminamos inhalando y exhalando repetidas veces—. Fue increíble... Estuvo...—suelta en medio de una risa, que es amortiguada por el labio que tiene entre los dientes.

No necesito ni una palabra más para saber a lo que se refiere. Abro los ojos como platos y me quedo anonadada con su confesión, me tapo la boca con una de mis manos y todo el oxígeno se fuga de mis pulmones.

—No te creo Alba... —le digo a pesar de que sí le creo y bastante—. Tuviste rela... Tuvieron... Ambos... Los dos —dejo de intentar pronunciar algo coherente. Estoy tan impactada que dudo mucho poder hacer otra cosa que no sea mirarla de la forma más incrédula posible.