Capítulo 38: ¡He ahí el dilema!

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No soporto el sueño, así que antes que nada buscaré un maldito café.

Necesito la cafeína corriendo en mis venas para poder funcionar correctamente. Una vez tuvo la memoria en sus manos medio se despidió y salió, poco después lo vi alejarse de la casa en su moto.

Cierro la puerta y me dirijo directo a la cocina en busca del tan anhelado café. No hay ni una gota en la cafetera, de hecho ni siquiera está conectada, tampoco hay en las alacenas. Le daré una reprimenda a Antonio para que compre café, hago una nota mental al respecto.

Estoy maldiciendo a diestra y siniestra en el instante que me topo con una bolsa doblada alrededor de sí misma. La reconozco de inmediato, es café... Una pequeña y mísera cantidad de café.

— ¡Maldita sea, Watson! —Vocifero molesta—, un poco, ¿qué te cuesta tener un poco de café? Esta miseria a penas me alcanza para una taza.

Conecto la cafetera y deposito el agua necesaria para una sola taza junto con todo el café disponible; me gusta que sea espeso, así lo quiero por lo que no puedo pasarme de la medida. En lo que el agua calienta, me voy a buscar el jodido teléfono de Antonio.

No quiero que me cueste encontrarlo ni andar tonteando en su búsqueda así que lo primero que rastreo es mi pequeña cartera donde guardo mi celular. Pretendo llamar a Antonio para localizar el suyo por medio del timbre, de seguro así lo encuentro en menor tiempo.

La encuentro en el baño que use anoche, saco mi teléfono. En el proceso ignoro todos los mensajes registrados dirigiéndome directo a la lista de contactos.

"El Profe 2."

Brillan las letras en la pantalla, lo leo una y otra vez hasta que el título resulta inapropiado... Simplemente no me gusta cómo se lee. Entro en edición de contactos, selecciono el de Antonio y le cambio el nombre de registro.

"Watson."

Tecleo y con una enorme sonrisa deformando mi cara entera, guardo los cambios. Acto siguiente el contacto de Alphonse, arriba del de Antonio, llega a mi campo de visión robando mi atención. Bajo la cortina de notificaciones, tengo mensajes de Alba, Luke, de otras personas e incluso la respuesta de April pero los ignoro todos, busco algún mensaje de Alphonse y no tengo ni uno. Entro de lleno a la plataforma de WhatsApp, al chat de Blanc conmigo en realidad.

No me ha hecho ni el más mínimo caso en estos días. De hecho mis mensajes siguen siendo ignorados, ni siquiera los ha visto... La última vez que Alphonse me dejó, regresó por si solo. Ni siquiera se tardo mucho en hacerlo.

Debía saber que, esto con el tiempo, me explotaría en la cara. Amo a Alphonse, de verdad lo amo, aunque su actitud día con día se está convirtiendo en un maldito problema. No sé cuánto más aguante toda esta locura.

Suspiro apesadumbrada, siento la lacerante necesidad de hablar con Alphonse y al mismo tiempo estoy plenamente consciente que tengo que ser realista, poner de una jodida vez los pies en la tierra.

Limpio las lágrimas que resbalan de mis ojos ensuciando mis mejillas. Las limpio todas sin poder evitar sentirme miserable en el proceso.

—Esto es muy serio. Concentrate Savannah —me digo a mi misma tal cual como April me exigiría.

Saliendo del chat de Blanc entro al de ella para ver su tan ansiada respuesta.

[6:35 a. m.] April.: Tú no me has hecho nada Savannah. Te quiero mucho amiga pero para serte sincera no quiero volver a hablar con Alba y con esto no te estoy dando a escoger entre ella o yo... Sé muy bien que ella es tu mejor amiga y no pretendo ponerte entre la espada y la pared. Si necesitas ayuda, búscala que siempre estará para servirte.

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