—No, no sé... —chilla April por enésima vez—. Puede ser peligroso.
—April, ya tienes dieciocho —empiezo intentando convencerla pero segura que será en vano—. Tienes ya tu documento de identidad no es necesario conseguir uno falso.
—Ya sé —me mira ofuscada—. Pero eso no le quita lo peligroso.
— ¿Nunca lo has hecho? —Inquiere Ginger, las ganas de golpearla vienen al instante. Obviamente April jamás ha hecho estas cosas y pese a ser amiga mía y de Alba ella es muy diferente a nosotras en mil aspectos.
—No y francamente no veo la necesidad de irse a meter a una discoteca con una identidad falsa.
—No es una discoteca, es un club —aclara Ginger dándole un sorbo a su bebida, las cuatro estamos en nuestra mesa de la cafetería planeando nuestra próxima maldad—. Y la única que ira con identidad falsa es Savannah porque aún no tiene los dieciocho.
—No deberías arriesgarte —dice en un tono osco, maternal por sobre todas las cosas—. Además no veo la diferencia, en amabas hay música estridente, gente drogada, apestosa...
—Chicos guapos, bebidas deliciosas, buena música —la interrumpe Alba; unta mermelada en su pan y cuando lo deposita en la mesa para proseguir con otro, robo el que ya está listo. Me mira furiosa pero no hace más allá de seguir en su tarea y cuando la termina de nuevo, pone el pan lejos de mi alcance. Río a carcajadas observando su lengua en mi dirección—. Anímate April.
De entre todas April escoge a Ginger como el principal de su furia, si bien su carácter es suave y pasivo, cuando se enoja suelta a la bestia que todos llevamos dentro—: Creí que tú eras diferente —la señala con su tenedor, luego de ese gesto tan dramático pincha otro trozo de fruta en su comidera y se la lleva a la boca para masticarla con lentitud
—No le veo lo malo a ir a un club y divertirse un rato... —se excusa Ginger a mi lado. April y Alba frente a nosotras dos, la observan con atención.
Yo escucho sus argumentos con atención mientras le robo un trocito de fruta a April cuando esta se descuida por hacerle mala cara a Ginger. Sin embargo se da cuenta cuando estoy por llevármela a la boca, ella ríe divertida y yo avergonzada. Estoy por hablar pero me quedo sin palabras al aceptar la fruta que mi amiga me tiende, le sonrió agradecida y comienzo a engullir todo y tragar casi enteros los trozos de fruta por el hambre.
— ¿Iras con Many? —Alba asiente a la interrogante de la chica con melena de caramelo.
—Tal vez encontramos un chico guapo —hablo atragantándome y codeando a mi compañera de asiento.
—Te mirabas tan tierna y no puedo creer que seas así Ginger.
—April estás haciendo un drama innecesario, si no quieres no vayas, nosotras te estábamos invitando para que nos divirtiéramos juntas.
—Es cierto, en dado caso tú eres la que debería ser diferente —asegura Alba seria, sin verla.
— ¡Si no fuera por mí las notas de ustedes dos se fueran al carajo! —Sin necesidad de mencionar nuestros nombres, sé a la perfección de que se refiere a Alba y a mí.
—Si no fuera por nosotras dos, tú —la señala con superioridad— seguirías siendo esa monja marginada a la que nadie le habla.
— ¡Alba! —La reprendo en un tono serio porque esto se está saliendo de control.
—Esta puritana no es más que el remedo de su madre.
— ¿Puritana? —Repite sin una pizca de ofensa en su reclamo, es más bien incredulidad ante el comportamiento tan cruel de Alba—. ¿Por qué? Por el simple hecho de negarme a ir a una jodida fiesta no me hace una santa y el ir, no asegura que me divierta —zanja; me detengo a hacer una búsqueda mental de algún tipo de precedente al comportamiento de ambas, en especial del de April, y nada viene a mi memoria—. Esa no es diversión, amiga.
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¿Lo intentamos?
Romance¿Por qué a todas se les alborotan las hormonas, cuando ven a un tipo alto, cabello café claro y ojos negros como ningunos otros, mandíbula fuerte y músculos bien marcados, con una mirada que derrite a cualquiera? Mmmm. Bueno no importa. _________ N...