Capítulo 13: Puede que No.

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—Le entregué las actividades. Hice los ensayos. El reporte. Le entregué todo —no soy nada delicada y menos educada, se lo grito en la cara furiosa—. Hice todas las actividades del mes.

—Mira niña, con ese carácter tuyo, menos ganas de ayudarte me dan —escupe Margot sin ningún tipo de compasión—. Así que mejor ahorrémonos molestias y sal —señala la puerta de la sala de maestros; yo me muestro renuente a irme por lo que la encaro de nuevo.

—Sabes que te entregué todo... —le pierdo el poco respeto que aún le tenía y le hablo de "Tú"—. Lo haces a propósito. Me aplazaste la nota apropósito —acuso cien por ciento segura de lo que le digo.

—No te consta —dice más que sonriente—. Ahora por favor señorita Holmes —la amabilidad con que se dirige a mí me impacta terriblemente—, salga —grita con rabia. Justamente como lo esperaba.

Aplacé la nota porque ella lo hizo apropósito, sé que no me consta, pero estoy segura. Para mí desgracia no tengo como probar su intencionalidad.

La puerta se abre y al primero que veo es a Alphonse viene discutiendo con alguien más y lo primero que viene a mi mente es pedirle ayuda. Decirle que me defienda.

Sus ojos se posan por unos segundos en mí, me sonríe tiernamente y le correspondo su gesto. Por dentro me debato entre pedirle ayuda o intentar solucionarlo yo.

—Tu amor es el maestro de lenguaje y él no puede hacer nada en ninguna asignatura, incluyendo la mía, que no sea lenguaje.

"Mi amor". ¿Acaba de decir que Alphonse es mi amor?

Aunque sea cierto a ella no le incumbe. La indignación me inunda con una increíble rapidez y en mi mente revolotean cientos de palabras ofensivas.

No obstante trago grueso y me callo todos mis insultos.

— ¿En qué mundo tienes la cabeza? —La sorna que tiñe sus palabras son peor que veneno y en la única cosa que puedo pensar es en que se muerda la lengua para que se envenene ella sola—. Alphonse, es demasiado para una mocosa como tú.

No puedo un segundo más con la rabia y la impotencia, ambas queman en mi torrente sanguíneo y el deseo de externar mis sentimientos se hacen una imperiosa necesidad—: Perra inmunda —espeto en su dirección y prácticamente salgo corriendo, hasta me pasó llevando a una persona a la que no logro identificar.

Sé que Alphonse es demasiado hombre para mí. Lo sé. Él es un profesor en este colegio y yo soy una de sus alumnas. Además es un hombre de moral y principios, siempre he tenido muy en claro eso; jamás se involucraría con una de sus alumnas y menos con una menor de edad.

Camino por los pasillos atestados de gente sin ninguna dirección con un par de lágrimas brillando en mis ojos hasta que me topo con Alba guardando sus cosas en el casillero.

Mi mente quiere alejarse para no tener que darle explicaciones de mi estado, pero mis pasos me llevan directo a ella.

— ¿Qué te dijo? —susurra preocupada.

Entonces comienzo a hablar, no callo ninguna palabra; le digo que no me quiso arreglar el tres que tengo en el trimestre, le cuanto mis sospechas de que lo está haciendo apropósito y también lo que dijo de Alphonse.

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Venía peleando con Alphonse por unas jornadas laborales cuando oigo un grito de "Perra Inmunda" no quiero apostar pero estoy casi seguro que esa voz es la de Savannah.

Apresuro más mis pasos a entrar y en efecto es Savannah. ¿Está llorando?

Soy demasiado lento para procesar la información ya que apenas y logro reconocerla cuando está me pasa llevando intencionadamente o de forma distraída, quizá.

¿Lo intentamos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora