Capítulo 43: Malos Entendidos.

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—No, Luke —le grito desesperado—. Me importa una mierda si estás estresado y necesitas un descanso, no puedes faltar al instituto, tienes que estudiar.

— ¿Qué estudie? —Hipea y parece querer vomitar—. ¿Tú me vienes a decir a mí que estudie?

—Sí, niñito malcriado, yo me jodi la vida por andar de fiesta en fiesta y tú eres mi hermano no quiero que te pase lo mismo.

—He ido a una fiesta —intenta mostrar un dedo aunque termina sacando tres y se les queda viendo como si fueran las cosas más raras que se le han cruzado enfrente por unos momentos—, me perdí dos evaluaciones y, considerando las notas que llevo, no creo que me afecte así que deja de hacer escándalo —de la nada me empuja. Con la rabia haciendo estragos en mi interior lo empujo de vuelta, esté al estar tan borracho se cae de culo en el sillón muerto en carcajadas.

Con una nueva inyección de molestia en mi pecho mejor opto por largarme a mi cuarto para hacerle un baño helado y que se le pase la borrachera aunque sea un poco.

El muy idiota parece haber sido invitado a una discoteca y no a un cumpleaños ya que se terminó poniendo una borrachera de respeto y por como está, no dudo que sea la primera vez que ha llegado a consumir tanto alcohol.

A dos horas de terminar mi jornada laboral en el instituto, el imbécil de mi hermano me llamó pidiendo auxilio pues aseguraba estar perdido. A duras penas logre conseguir la dirección de donde estaba pues lo único que fue capaz de balbucear era que no le podía pedir ayuda a mamá porque esta no iba a dejar de regañarlo durante meses y mucho menos a papá pues de seguro lo mataría a golpes.

Lo localice en lo que resultó ser un centro comercial, en realidad andaba dando vueltas sin sentido hasta que un guardia de seguridad lo detuvo y fue este hombre el que me hizo el favor de decirme la dirección para poder ir a buscar a mi hermano. Al parecer la fiesta había sido en las terrazas del local.

Con mi modo sobreprotector funcionando al cien por ciento arrastre a Luke de regreso a las terrazas solo para ir a buscar a Savannah, obviamente con toda la discreción de la que fui capaz, ya que el simple hecho de mi presencia causó suficiente alboroto.

Para mi desgracia no encontré ningún rastro de ella, aunado a esto, hubiera preferido jamás ir a buscarla a quedarme con la zozobra que se ha ido con algún idiota, y no necesito más de media neurona para adivinar a hacer qué se fueron. Una opresión se instala en mi pecho, en mi mente corren miles de películas que no me resultan para nada gratas, además estoy seguro de sentir algo muy parecido a los celos minándome la cabeza.

Luego de dejar aparcada mi moto en el centro comercial, regresé con mi hermano en un taxi. Durante todo el camino no deje de regañarlo y aun cuando llegamos a casa no paré de reprenderlo, incluso siento la cabeza pesada junto con mis hombros tensos, todo eso sin contar el coraje que ha puesto a hervir hasta la última gota de sangre en mi cuerpo.

Mi relación con mi hermano es terrible, me frustra que mi padre lo prefiera por sobre mí, aunque viéndolo de su lado a Luke de seguro le harta que nuestra madre me ponga a mí por sobre él, así que la rivalidad es recíproca. Aunque esta brecha exista entre los dos no dejamos de ser hermanos, si él me llamó a mí es porque hasta cierta medida confía en mí y estaba seguro que sin dudar le ayudaría, pese a estar consciente de dicho detalle no puedo evitar estar enojado ni regañarlo tal cual como mi madre haría.

Aprovecho estar pensando en mamá, por lo que busco mi teléfono y decido llamarla, responde al segundo timbrazo.

—No me habías hablado desde que te enteraste que yo te conseguí el trabajo —es lo primero que dice.

¿Lo intentamos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora