Capítulo 5: Por Eso...

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A noche me dormí a regañadientes.

Me reprendía a mí mismo por estar pensando en Sherlock.

"Es una estudiante; MÍ ESTUDIANTE y YO SU PROFESOR, no puedo estar pensando en ella de ninguna forma, no me puede caer bien, no puedo desear hablar con ella... NO ME PUEDE GUSTAR; simplemente NO".

Me lo repetí hasta que me dormí. Y lo peor que mi mamá en lugar de regañarme por semejante hecho... Platico amenamente conmigo de ella. Mi mamá sabe todo de mí.

Mis antiguas novias... Las chicas que me gustan... Los tipejos que odio... El nombre de la única estúpida que ha logrado llegarme hasta los huesos y que luego de jurarme amor eterno me dejó... Todo lo que pasó con ella... La decepción que me lleve... La depresión que sobrelleve... Mis nuevos intereses... Lo que creo sentir por Savannah; porque aún no me explico cómo es que mi mamá SABE que me gusta, mientras que yo solo CREO que me es agradable, que me cae bien... Pero No que me gusta, pero igual.

Ahora estoy de camino al colegio. Luego de que me he arreglado, bajo hasta el garaje. Lo primero que choca con mis ojos es mi automóvil, el mismo que use ayer para transportarme. Lo segundo que busco enfocar es mi motocicleta.

No lo dudo ni un solo segundo; la tomo y la saco. Me iré al colegio en ella.

Me monto sobre la carrocería y siento como se aplasta bajo mi peso. La enciendo y la moto ruge a la vida. Presionó el acelerador y oigo el mismo rugido que tanto me encanta.

¡Amo las motos!

Ahorre para comprarme un automóvil, solo por tener tranquila a mi mamá.

Una vez choque en la motocicleta. Mi mamá angustiada por mí; me obligó a comprar un auto, según ella son más seguros.

Sin embargo, prefiero mil veces las motos.

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Ando muerta del sueño. Creo no a ver dormido nada. Me quedé dormida y al instante sonó la mentada alarma.

Ninguna de las tres nos queríamos levantar.

Luego de mucha fuerza de voluntad. Lo terminamos haciendo. Nos bañamos y arreglamos. Tanto April, como Alba se vistieron con mi ropa. Y las tres desayunamos en mi casa.

Poco después nos pusimos en marcha a una perrera, con la intención de comprar el perro que estuviera a punto de ser sacrificado, para llevarlo a casa y así salvarle la vida.

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El que Antonio llegará en motocicleta, con una chaqueta de cuero negro, y unos pantalones entallados, dio mucho de qué hablar.

Era el mejor tema de conversación, que todo el mundo encontró. Murmullos no tardaron en llegar a sus oídos. Que mala decisión fue llegar en moto.

Las insinuaciones fueron el platillo principal y si no era suficiente como postre le fueron servidos comentarios sugerentes.

La señorita Margot tampoco se dio a desear. Dejo muy en claro su interés y su galantería no hizo más que ruborizar a Antonio. No de placer, sino de vergüenza... Más que todo de pena ajena.
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Un par de sermones tuvo que escuchar Savannah, de parte de sus dos amigas.

Las travesuras que el animal podría hacer, las explicaciones que le tendría que dar a su madre, los cuidados que le debería de brindar al perro, la gran responsabilidad que se echaría encima... Fueron algunas de los tantos temas que sus amigas se encargaron de dejar explicados.

¿Lo intentamos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora