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Rose.

Salgo del baño como si nada hubiera ocurrido.

Me le acerco a Ada y a Gabi.

- No sabía que conocías a Zara. – La miro con el ceño fruncido sin saber de quién está hablando. - La chica con la que entraste al baño.

Así que ese es su nombre.

Ahora que lo pienso ella tiene rostro de Zara.

- Aaah, ella. Claro, la conocí en la fiesta que Axel y yo asistimos hace un tiempo atrás. – Actuó como si nada raro o fuera de lo normal acaba de pasar en aquel baño.

- Te aconsejaría, que no te acerques mucho a ella, ella no hace nada más que traer problemas. – Me advierte Ada.

- Creí que yo era la única que percibía esta mala energía alrededor de ella. – De seguro me veo como una vieja chismosa. - ¿Y qué tipo de problemas ella ha causado? – Interrogo a Ada.

- Hubo un tiempo en el que Axel, solo la usaba para tener placer, pero ella creyó que era real; llego un punto en el que se obsesiono con Axel tanto, que cuando Axel no le prestaba atención, iba a los Alfas de otras manadas o los betas, he intentaba conquistarlo y cuando ellos no caían en su encanto, se volvía loca y empezaba una innecesaria pelea, en la cual de una manera u otra Axel quedaba involucrado, lo cual le trajo demasiados problemas a Axel y a la manada. E incluso eso trajo la muerte a personas inocentes. – Eso es horrible. – Luego de un tiempo en lo que eso se volvió un patrón ya todos sabían quién era ella, así que con el tiempo Axel la olvido, pero siempre en estos eventos se aparece, para acosar a Axel y esperar que este le dé una segunda opción. – Sabía que mi intuición sobre ella no era errónea. Cada vez que tengo una rara sensación sobre alguien no me equivoco.

Luego de saber que por su culpa personas inocentes han muerto, siento más rencor por ella.

¿Me pregunto porque ella no ha recibido un castigo por todo lo que ha causado?

Luego de tantas gentes haya muerto por sus acciones, ella aun siga caminando por ahí, como si nada hubiera sucedido.

- Cuando la veo llegar, no puedo evitar sentir una mala energía. – Busco a Zara con la mirada, pero no logro encontrarla.

- ¿Me buscas? - La voz de Axel en mi oído me altera por unos segundos por lo desprevenida que me tomo.

- Hola tú. – Me giro quedando cara a cara con él. Le doy un rápido y fugaz beso en los labios. Estoy enojada con él, pero no quiero que la noche se vuelva más insufrible de lo que ya lo es. – Te extrañe.

- Y yo a ti. – Dice. Ahora el me da cuatro besos en los labios, tan rápido y fugaces como el que yo le di. - ¿Vistes mi regalo? – Frunzo el ceño al no saber a qué se refería pero luego recuerdo que cuando regrese a mi habitación me encontré con bolsas llenas de cosas de pintar, desde pinceles, lienzos hasta pinturas acrílicas.

- Si, Gracias.

- No fue nada. – Me da otro beso en los labios pero este no fue tan fugaz como el anterior. Intento lo más que puedo de mantenerme enojada con Axel, pero es imposible una vez que nos besamos.

Me sonrojo ante el gesto y me rio de nerviosismo, como siempre. Axel solo necesita mirarme a los ojos o juntar su cuerpo al mío, lo suficiente, como para que pueda sentir su corazón, palpitar contra su pecho, para que todo mi sistema nervioso se vuelva loco por él.

- Consíganse un cuarto. – Escucho la voz de Gabi a nuestra espalda. Yo le muestro el dedo del centro.

- ¿Bailarías conmigo? – Me pide Axel, con su sexy y ardiente voz ronca en mi oído.

La Reina Trihíbrida #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora