11.

290 20 1
                                    

Rose.

Me despierto con el corazón latiéndome a mil, sudada, y sintiendo un escalofrio que recorre mi cuerpo, debido al extraño sueño que acabo de tener.

Estaba en una habitación que estaba llena de cosas para bebe y en cada una de las esquinas de la habitación había una cuna de bebe, había una enfrente de mí, una a mi derecha y otra a mi izquierda.

Cada una detrás de ellas en la pared estaba escrito lo que supongo era el nombre de aquellos bebes que vi acostados en las cunas. Todos estaban tan tranquilos y pacíficos.

Los nombres que estaban escrito dos de ellos se me son muy conocidos, excepto por uno. Los nombres eran Rose, Gabriel e Ethan.

Pero los más extraño de todo el sueño es que, entra un hombre, pero no cualquier hombre, aquel hombre que siempre se aparece en mis sueños entra en la habitación de manera cautelosos y se acerca a la cuna que tiene el nombre Rose escrito con una jeringa en la mano.

Logre ver cómo le inyectaba la jeringa al bebe mientras ella se encontraba dormida, pero luego de eso todo sucedió muy rápido.

Escuche la puerta ser abierta a mis espaldas, el rostro de aquel hombre entra en pánico, se escucha el grito de una mujer.

Cuando me iba a girar para verle el rostro a aquella mujer, todo se volvió oscuro y luego desperté, alterada con mi corazón latiendo a mil.

De alguna manera aquel sueño se sintió real, como si estuviera reviviendo un recuerdo, y estoy consciente de lo loca que suena esa idea, porque aquello es imposible.

La puerta de mi habitación es abierta y Gabi entra en mi habitación, iba a decirme algo pero por un segundo las palabras no salen y en cambio me da una mirada curiosa.

- ¿Estas bien?

- Si. - Respondo secamente; aunque mi actitud y mi rostro dicen lo contrario digo que sí.

- Axel te espera abajo. - Abro mis ojos de par en par entrando en pánico.

- Se supone que vendría alrededor de dos horas apenas y dormí 10 minutos. - Hablo demasiado de rápido como para que Gabi entienda lo que dije. Miro el reloj para asegurarme de que llegó antes de tiempo fue Axel y no que yo me quede dormida, pero al mirar el reloj marca, un cuarto para las 9:00 de la noche. - No es posible. - Es imposible que yo haya dormido casi tres horas, ni se sintieron tres horas.

- ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! - Maldigo varias veces debido a que estoy vestida con una camisa de algún juego de pijama y un pantalón de Gabi largo, que creo que es parte de un conjunto de ropa que definitivamente no es para dormir.

- Le diré que bajas en un segundo. - Le agradezco a Gabi, el sale de mi habitación dejándome sola con mi pequeño desastre.

Me quito la camisa y el pantalón mientras corro a mi armario para buscar algo decente para ponerme.

Debido al apuro de quitarme la ropa que tengo mis pies se enredan con el pantalón y caigo al suelo golpeándome la nariz.

- Mierda. - Maldigo aún más.

Me paso el dedo por la nariz para ver si hay algo de sangre y para mi suerte no hay nada.

Me levanto del suelo tan rápido como caí y corro a mi armario a buscar algo decente para ponerme.

Una vez que estoy bien vestida y no parezco vagabunda, me paso el cepillo por la cabeza y me hago una coleta; Ya lista me miro una vez más en el espejo para luego tomar mis maletas e ir a la sala en donde me esperan.

Mi resultado final no fue el mejor, pero por lo menos quede mucho mejor de lo que estaba antes, de eso no hay duda.

Al llegar a la sala principal veo a Axel sentado junto a mi nana conversando de lo más alegres y Gabi está sentado en un sillón aparte, miro a Gabi con una mirada que pide ayuda pero en me da una mirada que dice por todos lados que este es mi problema.

La Reina Trihíbrida #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora