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Rose.

- ¡Rose, abre la puerta! – Este golpea la puerta fuerte y de manera persistente lo que crea un escándalo innecesario.

Tuve que ponerle un hechizo a la puerta para que esta se mantuviera cerrada, ya que como Axel daño la cerradura este puede entrar si ningún esfuerzo.

- Solo vete, Axel. – Le pido una vez más.

Estoy molesta con Axel por muchas cosas en estos momentos, pero lo que más me enfurece es que desde que el apareció en la puerta de mi habitación, este ni siquiera una sola vez me ha mirado a los ojos y me ha dicho que lo siente, o que se arrepiente. Lo único que ha hecho culparme a mí de sus errores, como si yo le susurre en el oído que hiciera las estupideces que hizo.

Sé que quedarme aquí no me traerá paz, ahora que Axel sabe en donde estoy no me dejara en paz. Es por eso que tomo mi celular, ya que es lo único que traje conmigo, me coloco mis zapatos y salgo de la habitación.

Axel está del otro lado de la puerta aun gritando. Cuando salgo este me mira anonado y puedo ver un rayo de esperanza en sus ojos, me imagino que este creyó que yo hablaría con él, pero eso no sucederá, ni hoy, mañana, ni pasado mañana.

Necesito alejarme de todo lo que me recuerda a Axel, ya que esa es la única manera en la que puedo pensar y así averiguar que hare después.

Camino hacia el ascensor, Axel me pisa los talones mientras me pide una y otra vez que hablemos, pero lo ignoro.

En cambio busco en mi celular el número de mi hermano e intento llamarlo. Noto que mi batería esta en 5 porciento, en cualquier momento se me apagará, por lo que en el momento en que Gabi responda seré breve y rápida.

Cuando llego al ascensor Axel tiene la intención de entrar conmigo, pero lo detengo antes de que dé un paso más.

- Ni se te ocurra. – Lo amenazo. Este al principio duda, pero con la mirada que le doy, lo reconsidera.

Axel no se mueve hasta que las puertas se cierran y el elevador empiece a bajar.

Llamo a Gabi dos veces más y en ninguna de las dos me responde. Justo cuando este me respondió el teléfono se me apaga.

- Mierda. – Maldigo. Me siento tentada a estrellarlo contra el suelo y hacerlo añicos pero lo reconsidero. En cambio lo guardo en el bolsillo trasero del pantalón.

Una vez que el elevador se detiene y las puertas se abren veo a Axel mirando hacia adentro del ascensor, apenas nota mi presencia no puede quitarme la mirada de encima.

En otro momento aquello me hubiera sonrojado y me hubiera sentido alagada, pero en estos momentos aquella mirada solo me pone nerviosa y me irrita, porque Axel no parece entender que no lo quiero cerca.

Tan rápido como puedo, uso un hechizo para que Axel no me pueda reconocer.

Al salir del elevador él se hecha a un lado y me deja salir. Él se me queda mirando confundido, pero no dice nada. Me deja ir, pero se queda junto al elevador esperando a que yo salga por la puerta.

Me dirijo hacia la recepción y le doy las llaves de la habitación a la mujer que está del otro lado del escritorio.

- Ese señor pagara los daños. – Señalo a Axel. – En total, es una televisión rota, dos vasos rotos, - La mujer empieza a anotarlo. – Dos lámparas, los controles de la televisión, las bombillas de las lámparas y de las luces que iluminan la habitación, y ni olvidarme de la puerta. – Esta me mira sorprendida, sé que siente curiosidad de saber que ocurrió que causo tantos daños, pero por educación no pregunta. – Tiene un pedazo de papel y un bolígrafo que me pueda prestar?

La Reina Trihíbrida #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora