📍 Kim Sunoo es de esos chicos populares con una personalidad brillante. Lugar que pisa, lugar que se llena de su risa acogedora. Quienes lo conocen lo llaman la luz radiante que ilumina en la oscuridad.
Park Sunghoon es todo lo contrario. Un juga...
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El despertar en la casa de Jungwon es muy diferente al que Sunoo está normalmente acostumbrado en su casa.
Él probablemente despertaría por su propia cuenta antes de que sean las cinco de la mañana y tardía más de una hora en el baño para el cuidado de su piel sin alguna interrupción. Mucha calma y paz a comparación de esto.
Su cuerpo siendo movido y tocado con violencia mientras el llanto de unos niños se escucha junto a una música lejana y ruidosa que perturba sus oídos. ¿Qué era esa pesadilla? Sus ojos se abren con miedo y lo siguiente que tiene es el rostro de Jungwon encima de él con una mirada exasperante.
Sunoo salta de dónde sea que esté y segundos después está en su posición de ataque con el ceño fruncido.
— ¿Que estoy haciendo en tú casa? — pregunta mirando a los alrededores, con todo el desconcierto posible. Está en la habitación de Jungwon, y eso le tranquiliza. Pero nada más por unos segundos, porque sus ojos se abren con miedo—. No, Jungwon. ¿Qué estoy haciendo en tú casa? ¿Bebí anoche? ¿Cómo llegamos? ¿Qué hora es? ¿Mi teléfono?
Jungwon tiene una mirada cansada y sus manos están en su cintura. Y solo puede suspirar cuando Sunoo le tira con miedo todas esas preguntas. El ruido que hacen sus hermanos gemelos y la música de su hermano mayor lo aturde un poco.
— Primero, deja esa tonta posición y escúchame.— Jungwon rodeó los ojos y lo hizo sentarse en la cama nuevamente. Luego, le dió la espalda para buscar algo en el clóset mientras hablaba—. Estás aquí porque ayer salimos, espero que por lo menos recuerdes eso. — Sunoo asiente, pero Jungwon todavía sigue de espalda moviéndose de un lado a otro—. Por supuesto que bebiste anoche y antes de que me culpes, te intenté quitar la botella muchas veces.— Sunoo forma un puchero y se abraza las piernas en su pecho—. Llegamos porque Jay nos trajo. ¿Cómo? Tampoco lo recuerdo mucho.— Jungwon se volteó y le tiró el uniforme, Sunoo lo atrapó por acto reflejo—. Son casi las siete de la mañana, por lo que deberíamos mover el trasero para llegar a tiempo al colegio idiota.
Sunoo procesa la información con la mente trabajando rápido e intentando recuperar los demás detalles de lo último que recuerda. Está estático en la cama con el uniforme en brazos, pero no se puede mover por un montón de razones. La primera razón, no es muy difícil de leer, de hecho.
— Y por cierto, Jay me escribió. — señala Jungwon cuando abre la puerta de su baño personal y le invita a entrar con la mirada.
