Capítulo 11

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Capítulo 11:
"Nadie nunca lo entendería".

— ¡Absolutamente no sirvió de nada! ¡Lo digo en serio! — exclamó Sunoo, quien estaba de pie frente a un somnoliento Jaebeom, a las ocho de la mañana en el salón de clases

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— ¡Absolutamente no sirvió de nada! ¡Lo digo en serio! — exclamó Sunoo, quien estaba de pie frente a un somnoliento Jaebeom, a las ocho de la mañana en el salón de clases.

El castaño, pese a estar batallando con una creciente oleada de sueño por solo dormir por cuatro horas, frunció el ceño hacia Sunoo cuando este llegó a su lado y se sentó gritando aquello.

— ¿Por qué no sirvió de nada? ¿No los siguieron de cerca?— preguntó, con una ceja arqueada.

— ¡Sí! Quiero decir, ¡No! No se trata solamente de seguir de cerca o no, Jae. Ellos ni siquiera dijeron nada de nada. — Dijo molesto—. Bueno... Tal vez lo que dijo Jungwon fue de alguna manera sospechoso ¡Pero eso no quita el hecho de que solo me puse en vergüenza con el idiota de Park! — rugió furioso y llevó sus dos manos a su cabeza, sin poder retener su enojo.

Estaba enojado. Demasiado, diría Jaebeom. Y ni siquiera sabía muy bien el por qué. Quizá estaba sensible y no quería admitirlo. Las opciones podían ser muchas, pero al tratarse de Sunoo pensar en una resultaba muy difícil.

— Entonces... ¿No sirvió de nada...? — ahora la pregunta iba dirigida hacia él mismo, bastante metido en sus pensamientos. Sunoo siguió gruñendo en su asiento con el ceño fruncido. Jaebeom ladeó la cabeza, asintiendo—. Supongo que pudo ser un fracaso...

— ¡Y no solo eso! Tuvimos que fingir ser pareja por solo entrar a esa estúpida cafetería y entrelazó nuestras manos. ¡Nuestras manos! — Chilló con fuerza, sin notar que los alumnos que estaban entrando lo miraban extraño y con curiosidad—. ¡Qué idiota!

Jaebeom ahora lo miró sorprendido y lo detuvo con una mano.

— Espera. ¿Qué? ¿Es en serio?

Sunoo asintió molesto y observó por un momento su mano, entrando escalofríos por todo su cuerpo de solo recordar la sensación. No contaría los detalles, no podría tolerar decir en voz alta todo lo que pasó ayer a su amigo. Ya era suficiente vergüenza todo lo sucedido recientemente y, ciertamente, Sunoo no podía más con esto. ¿Por qué demonios se le ocurrió beber esa noche? Sabía desde un principio que el alcohol le ponía extraño en muchos sentidos y por culpa de ese gran detalle tenían esas odiosas fotos. Era un juego sucio. Y si volverlo loco era la razón, lo estaban logrando. Solo que su enojo interior no opinaba que se saldrían con las suyas. Cualquiera que sea el propósito.

—No quiero dar detalles.

—Lo entiendo, pero esto se está saliendo un poco de control ¿No? — preguntó, mirándolo fijamente.

La boca de Sunoo se curvó en una mueca.

—Esto apenas está comenzando... ¡Lo sé! ¡Lo presiento!

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