📍 Kim Sunoo es de esos chicos populares con una personalidad brillante. Lugar que pisa, lugar que se llena de su risa acogedora. Quienes lo conocen lo llaman la luz radiante que ilumina en la oscuridad.
Park Sunghoon es todo lo contrario. Un juga...
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Kim Sunhee no estaba de buen humor.
—Y es que no entiendo cómo lo hicieron o quién fue la persona. Es todo tan... molesto.
La mirada que su amiga le dedicó podría considerarse profundamente sufrida, en el mejor de los casos.
—¿Y qué se supone que hacemos? —Haneul le preguntó, las cejas arqueadas—. No hay pistas, no hay nada. Sólo suposiciones.
Sunhee se encogió de hombros, la boca en un puchero. Miraba a todas las personas con molestia, sin evitarlo y sin querer hacerlo, de hecho. Desde la última semana, se estaba comportando malhumorada y hostil con quien estuviera frente a ella. Sus muecas y sus gestos, todo expresaba disgusto. Regresar a clases y justo recibir una nota de la persona que estaba detrás del chantaje, le había puesto todavía más arisca.
"No te conviene hacer nada. Lo sabes".
—Alguien de todas estas personas se filtró en nuestro grupo y ahora está molestando a mi hermano—espetó, la mandíbula tensa—. Tengo muchos motivos para estar enojada y desconfiar de todos estos idiotas. Y no me importa esa estúpida nota.
Haneul asintió. Ciertamente, estaba de acuerdo con eso. No era justo lo que estaba sucediendo. Recuerda que las fotos fueron tomadas por SunHee sin malas intenciones, apenas y mencionó que debía burlarse de Sunoo con algo tan bochornoso como eso. No hubo otra intención de por medio. Y unos días después, descubrían que una persona las tenía y no solo eso, las amenazaron con destruir el club si iniciaban alguna cosa o denunciaban en dirección. Realmente, ellas no pudieron hacer mucho. El club es algo significativo que les costó mucho hacer crecer. Y que desapareciera de la nada... no era justo.
—Sólo alguien de nuestro grupo pudo hacerlo. No hay otra explicación. Lo sabes.
Sunhee la miró. Ya habían pasado muchas veces por esta misma conversación. Y siempre llegaban a lo mismo.
—No, Haneul, claro que no. Nadie de nuestro grupo lo haría—dijo—. Eso sería traición.
Haneul apretó los labios, sentándose al lado de su amiga en la banca del patio principal del colegio. Sí, es cierto, han pasado tantas veces por esta misma conversación. "ninguna de ellas puede ser" "¿Por qué nos traicionarían"? Pero, Haneul todavía mantenía sus dudas respecto a la lealtad de otros. Cualquiera podía traicionar por infinitas razones, la confianza no era el mejor camino en casos como estos, donde no estaban seguras de nada ni de nadie.
—Por Dios, SunHee—insistió, ganándose una mirada escrutadora de su mejor amiga—. Acordamos no confiar en nadie. Somos muchas, nadie nos asegura nada—replicó—. Simplemente recuerda la razón del por qué abrimos nuestro club y puedes tener una respuesta simple para esto.
