📍 Kim Sunoo es de esos chicos populares con una personalidad brillante. Lugar que pisa, lugar que se llena de su risa acogedora. Quienes lo conocen lo llaman la luz radiante que ilumina en la oscuridad.
Park Sunghoon es todo lo contrario. Un juga...
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Mientras el barman se aleja en busca de su vaso con agua, Sunoo mira a su alrededor con los dedos tamborileando en la superficie de la barra. No puede creer que esté aquí, ahora que se permite pensarlo. No puede entender cómo es que la mitad del instituto esté aquí. Y le cuesta aceptar la facilidad con la que algunos jóvenes de su entorno viven la vida. Socialmente, la mayoría de aquí son iguales. Con padres y madres herederos de empresas que todas sus vidas han vivido en la comodidad y todo lo que conocen sus hijos, por ende, es el dinero fácil y rápido. Porque es más sencillo, más factible. Todo tiene una solución efectiva y rápida cuando tienes una familia con poder. Cómo si los problemas se arreglaran con dinero una y otra vez.
Tal vez así era.
De todas maneras, Sunoo no deja de sentirse incómodo. Nunca ha pedido nada a sus padres, por mucho dinero y estatus que tuvieran. Lo que consiguió se lo ganó, de alguna u otra manera. De hecho, parecía que era la primera cosa agradable que Sunoo podía decir que sus padres les enseñaron. A no derrochar, a ganarse lo que obtenía. Si quieres algo, no te sientas a esperarlo, lo consigues. A pesar de que la manera no era absolutamente la correcta en ciertos puntos, Sunoo todavía estaba satisfecho de ese lado de su persona. Entonces, estar rodeado siempre de personas que no valoran que lo tienen y sólo lo utilizan como una manera de sentirse superior, le pone mal. Hace que sienta poca esperanza por esa línea que siempre define al alta, media y baja sociedad. Es perturbador.
Porque son y siempre serán un montón de egocéntricos.
Se siente en la silla alta del taburete cuando sus pies se cansan. Piensa en la situación por un segundo, teniendo presente que Sunghoon está allí arriba, por mucho que le parezca extraño, esperándolo. Tener en cuenta que alguien más que no sea Jaebeom o Jungwon se preocupó por él, aunque sea por un instante. Todavía es nuevo. Sí, hay personas presentes en este momento que se la pasan intentado llamar su atención, buscando algún tipo de cercanía. Pero ese es el punto. Todos lo buscan por su popularidad. Ser cercano a él es pase a un nuevo mundo, ese que cualquier adolescente anhela. Ese que él mismo buscó y deseó por tanto tiempo. No se compara a la preocupación genuina, esa que Sunghoon mantuvo en sus ojos cuando le sugirió ir por un vaso con agua al notarlo inestable. Es ciertamente molesto para Sunoo.
Porque se trata justamente de Sunghoon entre todas las personas.
—Aquí tienes.
Sunoo mira hacia de dónde viene la voz. El chico coloca el vaso frente a Sunoo y por un momento, se le queda mirando a los ojos, sin despegar su mano del vaso. Es confuso. Aunque no pasa mucho tiempo, pues finalmente suelta su agarre y se da la vuelta, atendiendo a otra persona, sin dirigirle la palabra. Sunoo pestañeó, confundido. Lo mejor sería regresar arriba, piensa, bebiendo un trago largo del vaso. Que, por un momento, tiene un sabor extraño en su paladar. Aunque se trata de su imaginación, de seguro. O el hecho de que está muy sediento para prestarle la suficiente atención. Así que bebe hasta la última gota cuando su garganta seca le molesta en protesta.
