📍 Kim Sunoo es de esos chicos populares con una personalidad brillante. Lugar que pisa, lugar que se llena de su risa acogedora. Quienes lo conocen lo llaman la luz radiante que ilumina en la oscuridad.
Park Sunghoon es todo lo contrario. Un juga...
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En realidad, llegar a clases junto a Park Sunghoon es una cosa totalmente diferente y nueva, por supuesto. Ambos entran al mismo tiempo y no resisten el impulso natural de hablarse y mirarse. Como lo haría cualquier persona. Claro que, en consecuencia, todos los que están alrededor los observan, los analizan con sus juzgadoras miradas. Unas discretas y otras de asombro genuino. Sunoo está mirando al frente y cree que puede con todos ellos, aspirando aire un tanto denso. Sin embargo, quiere ser valiente. Para todos ellos y él mismo. Quiere intentar demostrar que sus opiniones no son valiosas para él. Puede deberse a que está Sunghoon a su lado, aunque no sólo es por él, lo sabe; es por él mismo.
Así que caminan al lado del otro, bajo miradas y murmullos.
—¿Qué crees que están diciendo?
Sunghoon lo mira.
—Probablemente lo que a ellos les conviene—dice, con un tono tranquilo pero una mirada medio molesta—. Los dejaré pensar lo que deseen, no son importantes para mí.
Sunoo traga saliva y asiente, intentando pensar lo mismo.
—No son importantes para mi...—repite, mirando al suelo.
No me importa, no son importantes.
Pero, ¿realmente no le importaba? Incluso si insistía en que no, todavía le incomodaba estar consciente de que estaba rodeado de personas que constantemente estaban al pendiente de él. Es como un contraste. Ayer se sintió bien, y hoy presenta una inseguridad persistente del qué pensarán, del cómo los verán. Le hace pensar que alguna de todas estas personas mirará más allá de lo que están mostrando, se clavarán en sus ojos y descubrirán la verdad. ¿Qué tan cruda puede ser la verdad para todos? ¿Cuáles serán sus pensamientos? El solo pensamiento le carcome por dentro y lo molesta.
Sunoo traga saliva y mira a Sunghoon.
—¿Y si lo saben? —murmura, sólo para que el chico a su lado lo escuche—. ¿Y si saben que nosotros...?
Sunghoon se detiene y Sunoo hace lo mismo, clavado en sus ojos.
—Tal vez lo hagan—hay ese algo agudo y oscuro en la voz de Sunghoon, como si quisiera decirlo en voz alta para que todos escucharan—. Pero eso no tiene por qué afectarnos, no tiene por qué asustarte. Sólo ignóralos, de esa manera será mejor para ambos. No te mortificarás y tampoco yo.
Sunoo abre la boca, intentando decir algo, pero la vuelve a cerrar al no encontrar nada coherente para responder. Sabe que Sunghoon tiene razón, no hay duda de ello. La opinión ajena nunca debe intervenir en sus emociones, ignorarla es lo mejor que puede hacer. Pero no puede, es difícil. Cada paso que da es como adentrarse a una trampa de bestias hambrientas que lo están esperando, y eso es seguro.
