📍 Kim Sunoo es de esos chicos populares con una personalidad brillante. Lugar que pisa, lugar que se llena de su risa acogedora. Quienes lo conocen lo llaman la luz radiante que ilumina en la oscuridad.
Park Sunghoon es todo lo contrario. Un juga...
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Se esperaría que después del encuentro de ayer y todas las cosas que sucedieron, haría que el día de hoy se volviera incómodo para Sunoo. Sin embargo, fue todo lo contrario a eso. Sunoo no se permitiría sentir un sentimiento como la incomodidad ahora que las cosas con Sunghoon eran tan distintas que ni siquiera tenían un nombre específico. De hecho, encontrarse con él y hablar, parecía volverlo cada vez más débil, en el buen sentido. Desde lo que pensaba hasta lo que hacía, Sunghoon parecía siempre estar ahí. Y sus palabras, nosotros contra el mundo, no ayudaba mucho con la estabilidad de Sunoo.
Están en las practicas del equipo de baloncesto a medidos de la mañana. Sunghoon se la ha pasado corriendo y dando órdenes desde hacía un buen rato, notándose cansado y hasta cierto punto obstinado. Sunoo recuerda la vez que se desmayó por exceso de estrés, y no puede evitar preocuparse temer que algo parecido vuelva de ocurrir. Sunoo tampoco quiere parecer la secretaria personal de un jefe que necesita asistencia las veinticuatro horas del día. Aunque, si se detiene y lo piensa por un momento, es justo lo que está haciendo. Cada vez que consigue tiempo, va hacia la cancha, una botella de agua apretada con solidez entre su mano sudorosa. Sí, en definitiva, estaba siendo un tanto paranoico y tal vez muy obvio en sus acciones. Teniendo en cuenta que es la tercera botella de agua que tiene lista para Sunghoon entre sus manos cuando la hora del almuerzo termina.
Los únicos que parecen animados al respecto son Jay Y Jake, mirando sus interacciones desde lejos. Desde que Sunghoon tenía que guardar reposo y no excederse, por supuesto que hizo que Sunoo se sintiera inquieto al respecto. Entonces estaba Sunoo, teniendo unos bocadillos y una botella de juego listo para Sunghoon, quien se rió ante eso, pero aceptó comer y beber todo por órdenes estrictas de un preocupado Sunoo. Varias personas los miraron interactuar en público, sin frenarse, libres. Eso incluyó a Jungwon.
—Sunghoon no es un niño—Jungwon le dice, odioso, cuando se sientan en las gradas—. Puede conseguirse su propia comida.
Sunoo se encogió de hombros, mirando a su amigo. Era la primera vez que ellos hablaban de Sunghoon en mucho tiempo, hizo que Sunoo tragara con rigidez.
—Está practicando y necesita una mano—dice, intentando mantener un tono casual—. Ahora es mi amigo.
Jungwon se le queda mirando, atento y neutral.
—¿Qué te hizo cambiar de opinión? —encuesta Jungwon después de un rato, bastante confundido—. Quiero decir, ¿cómo es que se hicieron cercanos? ¿Por qué no me lo dijiste antes?
—Es complicado...
—Lo sé. Y sigue sin tener sentido para mí.
Sunoo vuelve a tragar saliva, mirando a Jungwon y luego a Sunghoon en la otra esquina, comiendo lo que Sunoo le dio.
