📍 Kim Sunoo es de esos chicos populares con una personalidad brillante. Lugar que pisa, lugar que se llena de su risa acogedora. Quienes lo conocen lo llaman la luz radiante que ilumina en la oscuridad.
Park Sunghoon es todo lo contrario. Un juga...
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— ¿Oh? ¿Sunghoon?
El mencionado miró como sus cuatro familiares entraban a la sala principal y se le quedaban mirando por unos segundos, mientras su madre decía su nombre con una notable sorpresa. Los músculos tensos de su rostro no le permitieron hacer nada más que asentir.
Y se sintió como un completo perdedor cuando su madre le siguió mirando extrañada.
— ¿Estás bien? — pregunta recelosa, inspeccionando todo su cuerpo—. ¿No dijiste que tenías malestar?
— Ah, sí... Yo...
Su madre lo observa preocupada y solo tarda unos segundos en acercase y tocar el rostro de Sunghoon con notable preocupación y angustia. Sólo que no notar ningún signo de algún malestar sumando la expresión desinteresada de Sunghoon, le hicieron fruncir la boca y propinarle un ligero golpe en el hombro a su segundo hijo.
— ¿Hiciste todo eso porque no querías ir con nosotros antes? — le preguntó la mujer, con una falsa decepción. Pues, sus ojos mantenían diversión siempre característica suya—. Yah... ¡Mi propio hijo me miente en la cara! ¡Estoy tan herida!
— Mamá yo-
— ¡Sí, vale vale! — siguió con su tono dramático—. ¡Sé que somos escandalosos! Ahora que lo pienso, eres igual a tu tío...
Sunghoon reprimió las ganas de rodear la ojos y prefirió quedarse callado en tanto su madre se sentaba en el sofá y su padre hizo lo mismo, no sin antes darle una palmada ligera en el hombro con una sonrisa. La única mujer en la casa tenía una alegría particular que la caracterizaba. De hecho, los días en su casa son tan animados que ninguno puede escaparse de ello. Tal vez solo Sunghoon. Porque, siempre que lo pensaba, aunque se parecía mucho a su padre en apariencia; su personalidad es parecida a la de su tío.
Su madre estaba en lo cierto.
— Hyung, ¿Es cierto? ¿Crees que somos muy escandalosos?
Esa es la voz de su hermano menor, Seung. Un pequeño de diez años que se acerca hacia él y lo mira entre curioso y confundido, con un puchero en sus finos labios. Sunghoon entonces sonríe hacia el menor, tocándole el cabello para después despeinarlo con cariño.
— No es cierto, mamá está mintiendo.— le susurra, negando con una sonrisa.
El menor sonríe.
— Cierto... No somos tan escandalosos. — se ríe pícaro y empuja a Sunghoon para que se incline un poco—. Quizá mamá es un poco más gritona que nosotros...
— ¡Mamá puede escucharlo joven Seung!
La mujer de cabellos castaños grita, riéndose después cuando Seung se sobresalta y se esconde detrás de Sunghoon.
