📍 Kim Sunoo es de esos chicos populares con una personalidad brillante. Lugar que pisa, lugar que se llena de su risa acogedora. Quienes lo conocen lo llaman la luz radiante que ilumina en la oscuridad.
Park Sunghoon es todo lo contrario. Un juga...
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—¿Joven Kim? ¿Joven Kim, se encuentra bien?
Lentamente, como si estuviera despertando de un sueño, Sunoo aclara su visión y mira al frente. Cierto, estaba en algún lugar. Hay una mujer observándolo, es la directora del colegio, la señora Shin, tarda en reconocer. Ella tiene los ojos puestos en él desde probablemente todo este tiempo en el que Sunoo se sentó y la escuchó hablar por extensos minutos hasta que su mente se perdió en la nada, soltando el hilo. De todas maneras, Sunoo no tenía idea de cómo había llegado a parar aquí si lo último que recuerda es salir de su casa y despedirse de Choi. Últimamente no sabía en donde se encontraba. Pero tenía sus razones.
Tomando una bocanada de aire y oprimiendo con violencia el impulso de responder con sinceridad la pregunta formulada, Sunoo se reincorporó.
Él sonríe.
—Disculpe directora Shin, la estoy escuchando.
Ella repasa con sus ojos curiosos todo el rostro del chico y alza una ceja, con el beneficio de la duda pintado en el.
—¿Está seguro? Lo noto un poco distante desde que llegó.
Si ella es lo suficiente cuidadosa, podría notar que el rostro de Sunoo habla por sí solo. La respuesta está ahí. Todo el rostro de un color pálido y los labios rotos por sus constantes mordidas a causa de su ansiedad. Lo mismo con sus ojos, quizá demasiados agotados y tristes. Incluso si todavía está sonriendo, su sonrisa miente. Si ella lo notara...No estuviera preguntando.
—Por supuesto.
Ella hace un movimiento con los labios, pero termina asintiendo.
—Bien, supongo que ser un chico estudioso puede ser agotador.
Sunoo asiente con una sonrisa. La mujer lo inspecciona una vez más, como si estuviera asegurándose de que él decía la verdad. De todos modos, ya sea que no, no presiona mucho y cede, asintiendo.
—En realidad, usted me ha tomado por sorpresa joven Sunoo—la mujer comienza, recostándose sobre su silla que luce cómoda—. Ya sabe, la señorita Hyunmin era una de las mejores presidentas de la clase en todo el instituto. Un promedio destacable, siempre muy perfeccionista y disciplinada con sus deberes. Nunca hubo quejas cuando estaba en su posición, por eso me sorprendió cuando informó que le pasaría el puesto de presidente a usted, joven Kim. Supuse que ella vio en usted algo distinto, mucho más revolucionario y ventajoso para todos nosotros. Dado los resultados, ninguna de las dos se equivocó, ¿sabe a lo que me refiero?
Sunoo la miró y no supo que decir. ¿A qué se refería ella? Todo lo que Sunoo recuerda es sentirse nervioso cuando Hyunmin decidió que el sería el nuevo presidente de la clase, de la nada, sin previo aviso. Era un estudiante con buenas calificaciones y una personalidad que supuso, se le hacía atrayente a otros. Eso tal vez impulsó a Hyunmin a elegirlo de nuevo presidente de clase. Pero el puesto siempre fue un terreno peligroso. Por eso estuvo lleno de pánico, luego mantuvo la visión de una oportunidad y en su desarrollo lo acompañaron varios logros. Aunque nunca fue por obra sólo suya, lo hizo siendo parte de un equipo. Y uno genial, de hecho.
