📍 Kim Sunoo es de esos chicos populares con una personalidad brillante. Lugar que pisa, lugar que se llena de su risa acogedora. Quienes lo conocen lo llaman la luz radiante que ilumina en la oscuridad.
Park Sunghoon es todo lo contrario. Un juga...
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Sunoo abrió los ojos con esfuerzo. La habitación estaba a oscuras y un punzante dolor de cabeza le había dado los buenos días. Sunoo tardó unos segundos en adaptarse a la poca claridad del cuarto y cuando su mirada recorrió la estancia, su corazón se aceleró al no reconocer dónde estaba. Apretó los dientes y trató de encogerse en la cama con las frasadas sobre él, emitiendo un sonidito ahogado sin despegar los dientes. ¡Dios! No solo le dolía la cabeza, sino todo el cuerpo.
Con temor, rodó un poco el cuerpo, comprobando con un suspiro de alivio que estaba solo en la cama y que, de hecho, nadie a parte de él estaba en la habitación. Aunque ese no era el punto importante, es decir, ¿Dónde estaba? Recordaba la mayoría de cosas, pero una parte se le hacía borrosa, desconocida...No sabía con quién mantuvo su última conversación y quién lo trajo aquí. ¡Estaba en graves problemas! Porque ésta no era la casa de Jungwon, mucho menos la suya y Sunoo entró en pánico.
Le hicieron algo. Le hicieron algo.
Con miedo y sin una pizca de valentía, apartó la manta y las sábanas y se enderezó con esfuerzo. Tratando de recordar con desespero las imágenes borrosas y palabras lejanas que iban y venían dentro de su cabeza para atormentarlo aún más. ¿Qué carajos había pasado anoche? Sunoo no recuerda haber bebido alcohol, pero también se ve a sí mismo desesperado y con una resaca dañina. ¿Por qué parece que ha bebido? Se sentó en la cama con cuidado e hizo una mueca de dolor cuando un puntazo se hizo presente en su cabeza. No, estaba siendo un loco, estaba en una casa desconocida y en una cama desconocida y ahora él... ¡Debía escapar de aquí!
Se levantó como un resorte, deslizándose hacia la puerta con la sábana enrollada por todo el cuerpo, misma que pisó y lo hizo caer al suelo con una bochornosa caída de frente. Sunoo gimió de dolor en voz alta, sobándose la cabeza y lanzando patadas para deshacerte de la trampa de sábana que lo tenía enredado.
—¿Por qué me pasa esto a mi...? —gruñó con los dientes apretados.
Asimismo, una puerta abriéndose al otro extremo de la habitación que dejó entrar una mísera luz a toda la estancia le hizo detener su respiración, pasos escuchándose y la luz de toda la habitación se encendió. Su mejilla caliente se dejó caer sobre el suelo frío y Sunoo cerró los ojos con fuerza, su corazón retumbando en sus oídos.
Joder, joder, joder.
— ¿Qué haces... ahí?
Esa voz.
En ese momento Sunghoon lo vió y se detuvo, algo sorprendido de encontrar a Sunoo allí. Los ojos de Sunoo se abrieron, una mirada perpleja cuando levantó la mirada. Sus mejillas enrojecieron y le costó, pero se reincorporó con vergüenza, arrepintiéndose de no apartar la mirada al verse tan ridículo. Con su cabello enmarañado y la mano en su mejilla, Sunoo lo miró totalmente tímido. Y Sunghoon...
