📍 Kim Sunoo es de esos chicos populares con una personalidad brillante. Lugar que pisa, lugar que se llena de su risa acogedora. Quienes lo conocen lo llaman la luz radiante que ilumina en la oscuridad.
Park Sunghoon es todo lo contrario. Un juga...
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Sunoo se acerca a la barra de bebidas cuando Sunghoon le recomienda bajar y buscar un vaso de agua desde que se encuentra lo suficiente mareado como para parecerles sospecho. Es mejor descartar. Las luces lo marean más de lo que está, pero Sunoo sigue su objetivo haciéndose paso entre un montón personas. Hay varios bármanes alrededor, pero es un chico castaño con unos grandes ojos mieles que le regala una mirada inmediata cuando Sunoo se recarga en la barra y sonríe.
Sí, luce tan perezoso como lo está.
—¿Qué deseas? —le encuesta, una voz sorprendentemente suave y amable.
Sunoo succiona su labio inferior, sin decir nada al instante. El suave tono funciona, porque no está nervioso.
—¿Eres mayor de edad? no quiero meterme en problemas—vuelve a hablarle, con extrema calma y amabilidad, Sunoo lo nota en su mente mientras lo mira.
Sunoo se ríe. Sabe que es poco probable que cualquier menor de edad presente aquí no haya consumido algún porcentaje de alcohol. Lo que le está preguntando el chico no tiene sentido. Incluso si la fiesta en si es una reunión ilegal porque la mitad son todavía menores, el chico no se metería en problemas. Donde había poder y dinero nunca había problemas o consecuencias.
—No creo que eso importe ¿No? —se encoge de hombros—. Un poco de dinero puede comprar unas horas de diversión. Y por eso estás aquí.
El chico se le queda mirando, el entrecejo fruncido. Sin embargo, aprieta los labios y asiente, sin decir una palabra más. Sunoo se vuelve a reír. Es extraño que se esté riendo cuando no hay algo realmente divertido en la situación. El chico le vuelve a preguntar qué pedirá, y Sunoo dice que lo pensará. Durante un momento, se quedó en silencio, simplemente mirando. Había tanto alboroto que le aturdía de sobremanera. Cuando el chico atendió otros tres pedidos y terminó en un record de ocho minutos, volvió la vista a Sunoo, notando que no se había movido. Se permitió acercarse de nuevo.
—¿Todavía nada?
—De hecho, no sé los nombres de nada de lo que tengas aquí con alcohol—dijo con una risa débil.
El castaño procesó esa información con un leve asentimiento, antes de voltearse y recoger algo. Sunoo lo mira y luego observa la carta que se le he extendida. Lo primero que nota es que los detalles son elegantes y hay una variedad significativa de algunos tragos y bebidas. Por su puesto que sólo conoce la cerveza y el Soju. Hace un puchero.
—¿Por qué presiento que eres un novato en esto?
Sunoo se echó a reír.
—Absolutamente—El chico tardó sólo unos segundos en acompañarlo en su risa y carcajearse amistoso. Sunoo dejó la carta y suspiró—. En realidad... quiero hacerte una pregunta importante. ¿Puedo?
