—¿Por dónde debería iniciar? Bueno... Está no es la primera vez que algo " Malo" me pasa —Comencé sarcástica—. Pero es la primera vez que le ponen atención a mis acciones. Luego, me atienden y me cuidan cómo deben, y ahora querían humillarme con cosas cómo "¿Por esto hiciste tanto escándalo?" Haciendo sentir mis... deseos, como nada. Pero no funcionará, ya los atrapé.
—Nicolyn, ¿Te estás sintiendo bien? —Me preguntó Euhemeros.
—Ay por favor ¿Quieres que te crea que estás enserio preocupado por mí? ¡¿Si quiera hubo una vez en la que te importará?! Si es así entonces, ¿Por qué fui descuidada durante años? ¿Por qué cuando me enfermaba no ibas a verme? Oh no, hablemos de algo más reciente, ¿Por qué entonces, mi vajilla no me ha permitido comer? O ¿Ni siquiera te diste cuenta de que enserio no podía comer? O solo, ¿Nunca te importó?... —Guardó silencio, igual que los otros dos que estaban igualmente confundidos y apenados, más que eso, parecen molestos—. Además... —Me levanté y me dirigí a padre—... Mi habitación, ¿No fuiste tú quien me confino al otro lado de la mansión por temor a que robara algo? No... ¿Por qué era? Ah cierto, porque esa ala es solo para la familia, y yo no lo soy... —Comencé a caminar hacia la entrada—. Y ustedes... —Me dirigí a la servidumbre, menos a mi nueva sirvienta, quién ya había tomado posición a mí lado—. ... No las reprenderé, después de todo, no tienen más opción que seguir las órdenes de sus amos. Gracias por la comida, lo poco que pude comer estaba delicioso, más de lo que he probado en años —Tomé las manijas—. Ah, y si todo este espectáculo fue por haber ido a otra de las tantas áreas prohibidas, lo siento, sinceramente. Cuando esté en condiciones iré a disculparme apropiadamente, ahora estoy muy alterada para eso. Y, además, diré que me pareció correcto visitar a la única persona que de verdad le importó cómo estaba. No me arrepiento de nada.
Salí de ahí rápidamente. El mayordomo quería que hablara con él, pero le dije que en otro momento. Fui a mí habitación y me tumbé en la cama, agotada y rendida. Ahora, estaba profundamente arrepentida de haber dicho todo eso. ¿Qué tal si vienen y quieren matarme? Ay, no... Lo arruine.
¿Por qué tengo que seguir haciendo esto?
—Señorita.
—Adelante Marie.
—Se ve cansada, ¿Quiere que cambiemos sus ropas?
—¿Para qué? —Pregunté curiosa.
—Para que descanse más cómoda.
—Oh, mm... No lo sé...
—Bueno, mientras se decide. El mayordomo Tom me trajo esto para usted —Se me acercó y me paso una gran bolsa llena de dinero.
—¿Te dijo para que era?
—Dijo que son sus 10 sueldos.
—Oh, vaya. Muchas gracias. No creí que fuera tan rápido... ¿Marie?
—¿Sí?
—Saldré a dar un paseo alrededor de la mansión.
—¿Enserio? La prepararé entonces.
—¿Prepararme?
Suspiró —Esto será difícil...
Hubo mucho ajetreo, pero Marie cambio mis ropas por otras "Más adecuadas" aunque no veo diferencia entre esta y la común, es solo salir a caminar. Ah, bueno, también insistió en acompañarme. Observé parte del jardín al que si se me permitía entrar y solo vi descuido.
De pequeña me habían dado ese pequeño jardín que queda a un lado de la cocina debajo de mi alcoba. Pensaba que era un desperdicio que no fuera parte de la cocina, pero no quiero trastocar tantas cosas de Nicolyn.
El día pasó, y la noche transcurrió fría y solitaria como siempre. Apenas me estaba acostumbrando a la idea que de ahora soy Nicolyn, pero, pase lo que pase, no quiero dejarla morir. De todas estas asquerosas personas, siento que es la única que merece vivir. Por ahora, creo que es un objetivo suficiente.
Durante las noches mis pesadillas sobre mis muertes siguieron sin parar. Una tras otra, incluso más de una por noche. Pero de día, me animé a seguir con esta estrategia de supervivencia y casi me aislé en la biblioteca.
Era un lugar enorme, tanto, que me sorprendió brevemente su tamaño. Cuando era Sophie me encerraban en cualquier medio de entretención, pero, por el contrario, Nicolyn se aislaba en las joyas, vestidos, fiestas, chismes e incluso en algunos narcóticos. Es difícil lidiar con la abstinencia, pero afortunadamente ella no consumía mucho ni de manera regular.
Para comenzar con este "Cambio de estilo de vida" tiré a la basura la gran mayoría de sustancias dudosas, de por sí me producen asco, así que no fue tan difícil. Algunas las guardé por si acaso, algo como chantaje o inculpar a alguien. También tiré algunos artefactos inservibles o rotos. Solicité baúles dónde dejar los vestidos junto a las joyas caras y preciosas. Después de todo, quería dejar en mí una sensación de que no volvería a ocupar las cosas que fueron de Nicolyn. Aunque sea yo, quiero que alguien respete su esencia.
Me sorprendió que, para cada pequeña cosa, podía contar con Marie. Si bien sus nombres son los mismos, el trato es inequívocamente diferente. Mis comidas también comenzaron a mejorar un poco. Pero aún estaba sola. Han pasado tres días desde que vi a Lucius o a los hermanos, y la verdad, quisiera que continuara así.
Al cuarto día, había memorizado las calles de la ciudad en donde me encontraba. Me sorprendió saber que el Castillo del Archiduque Cardaellaine estaba al lado de los terrenos de Su Majestad Real. Y, aun así, ni siquiera logro ver el palacio desde mi ventana, solo parte de la ciudad que está más allá del gran muro del Castillo.
Al quinto día, esperé que fuera de noche, y entre las sombras me escabullí en silencio. Por primera vez en este cuerpo me había acercado al muro que me aprisionaba. Es raro, no recuerdo siquiera haber pensado en huir, solo recuerdo esta sensación de dolor al pensar que podían no extrañarme si lo hacía.
Busqué por todo el muro algún lugar por el que escabullirme, pero la noche estaba muy tranquila. En mis memorias esta siempre es la misma, pero supongo que es diferente para mí, ya que vengo de una sociedad altamente contaminante. Con esto en mente, me dedique largos minutos a observar el cielo estrellado, nunca había visto tantas estrellas, y tan nítidas. Parecían millones de puntos blancos en un hermoso lienzo de colores, y no solo eso, los olores y las texturas. Todo era real, e increíble; bello pero aterrador.
—Tu ¿Qué haces aquí afuera?...
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Mi destino como Villana.
Teen FictionTodas las historias tienen dos versiones, una linda y radiante llena de bellos sentimientos, y otra fea y lúgubre de la que nadie quiere tomar atención. Constantemente, la vida me enseño que las personas que vivían una buena vida, llena de lujos o...