El Informe de Marie (1°)

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Marie Thomas Jhonsons. Una de las mejores asistentes de la historia del Reino de Aromurene. Comenzó desde su nacimiento siendo solo una de las mucamas, pero fue destacando cada vez más a los ojos de su amo solo por una cosa, su potencial. Gianbattista Hashmal Cardaillane Hawkscream un muy poco encantador hombre con una actitud aún menos encantadora, obsesionado con la grandeza y el honor, es alguien que encuentra más atractiva una buena conversación política que a una ardiente mujer. Y, para alguien como él, tal potencial no podía pasar desapercibido, así que fue Marie la mujer que tras bambalinas lo ayudo a orquestar la mayoría de sus hazañas, convirtiéndose en una de los muchos debajo de su amplia sobra. No obstante, sus días en las participaciones de desarme de complots y revoluciones terminaron, y solo lo acompaña un gran vacío, curiosamente, provocado por su absorta soledad, y no por su falta de trabajo, pero este era un dato que aquel viejo y aún erguido hombre ignoraba.

Así que, cuando aquel caballo con el mensajero de confianza de su hijo llegó, no hizo otra cosa más que acatar extraordinariamente su petición. De esa manera, cedió a una de las últimas personas que quedaban en su vida, pues la muerte no se hacia esperar, y tocaba infausta y piadosamente a la puerta de estos. Solo le dio una orden y la vio partir rápidamente, con la promesa de que su equipaje llegaría después de ella.

Los primeros dos días de Marie fueron oscuros, incluso más melancólicos, puesto que no estaba preparada para observar con sus propios ojos tal espectáculo.

De camino al Castillo Coltherstone, hogar de los Cardaillane desde hace tres generaciones. Un extraño hombre, con rasgos aún más extraños llamado Ryuk Dong-Gun, un adulto joven con cabellos increíblemente largos, tes amarillenta, ojos profundamente negros y de hermosura solemne la escoltaba indicándole porqué la urgencia de su llamado.

Mi Maestro, el menor de los hijos de su Maestro el Magnifico Archiduque Gianbattista Hashmal Cardaillane Hawkscream, Lucius Hadraniel Cardaillane, la ha solicitado formalmente para una misión de extremo sigilo, se trata de espionaje y chantaje.

- Entiendo, pero necesitaré más información que esa.

- Perfecto, pues durante este viaje le propiciaré de toda la información que necesitará. Temo que después de esto, solo puede acercarse a mi maestro para consultarle una vez por semana.

- Entiendo, puede empezar.

- La pondré al tanto con el mayor contexto posible. Mi Maestro estuvo casado dos veces, resultando una estirpe de cinco hijos totales. El primer matrimonio fue con la Señora Ríoghnach Snakesun, con quien tendría tres hijos, el señorito Ceallaigh, la señora Deirbhile y el señorito Euhemeros. Su segundo matrimonio fue con la señora Euna ...

- ¿Una plebeya?

Aclaró su voz antes de continuar debido a lo repentino de la irrupción - Como pudo notar por lo reducido del nombre de su segunda esposa, efectivamente, su ascendencia no es noble. Podríamos decir, entonces, que se trato de un genuino caso de amor sin barreras, o amor imposible. Por otro lado, no vuelta a interrumpirme de esa manera hasta que se lo permita - Ella solo asintió pensando en la razón de su actitud - ... Bueno, prosigo. Su segunda esposa fue la señora Euna, distinguida por el enorme amor que todos le tenían, cuentan que fue una persona especialmente bendecida por los Principales y por los Héroes de igual manera. De ella nacieron el señorito Edward y la señorita Cibila, que la gloria de los Héroes la envuelva ante los Principales con dicha y fortuna.

- Que la gloria de los Héroes la envuelva ante los Principales con dicha y fortuna.

- La señora Ríoghnach murió cuando dio a luz al señorito Euhemeros, posterior a esto se llevó a cabo el segundo matrimonio del Maestro, un matrimonio muy feliz y lleno de dicha. Pero durante un día normal fuera del Castillo, mientras la familia daba un paseo, la señorita Cibila se perdió. El Maestro agotó todas sus fuerzas y conexiones en todos los campos con tal de encontrarla, sin embargo, cuando los oficiales llamaron a su puerta, no fue para comunicarles que hallaron a su hija, sino, para que identificaran un cuerpo que aparentaba ser el de la pequeña, y, efectivamente, lo era. El Maestro insistió en verlo solo, así que la señora Euna nunca lo vio. Después de aquella tarde, los ojos del Maestro perdieron toda vida, y solo se hallaba la pena. Para la señora no fue difícil notarlo y un gran llanto se escuchó por toda la casa y toda la familia guardo el luto durante un largo, muy largo tiempo. Mucho tiempo después, los desaviaros de la señora se hacían más intensos, insistiendo en que no le importara cómo, cuándo o quién fuera, quería a su hija devuelta. Entonces, un día, el Maestro llegó con una niña a la cual nunca miró o tocó. Se las encargó a las sirvientas, para que la vistieran y la peinaran si bien de una forma muy similar a la de la señorita Cibila, no igual, solo algo similar, pues el Maestro siempre pensó en su hija con demasiada estima como para permitirle a una desconocida el honor de reemplazarla, olvidando el hecho de que era irremplazable para él. La pequeña criatura carecía de todo en todo aspecto, pero era lo suficientemente familiar a la señorita Cibila, y eso alegro el corazón de la señora Euna. si bien la casa nunca volvió a ser la misma, era más llevadera y feliz. Pero la pena ya había consumido demasiado a la señora Euna, y después de un tiempo al fin pudo reunirse con su hija en los Jardines Flotantes de los Principales.

Mi destino como Villana.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora