Capítulo; Vigésimo N/oveno.

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El tan esperado día llegó y todos estábamos preparados. La celebración de una semana entera en honor al final de la guerra inicia ahora.

No recuerdo muy bien qué es lo que está pasando, pero sí sé, que este es un evento decisivo para mí. Mi reinserción a la sociedad, y el momento en que demuestro mi valía.

Acordamos que el penúltimo día de celebración sería llevada al palacio, y ya han transcurrido dos días y los nervios aún no se me quitan, esto es demasiado.

- ¡Princesa! - Escuché gritar a Ryuk Dong-Gun en la noche de aquel día - Princesa.

- ¿Qué te sucede Ryuk Dong-Gun?

- El Rey, ha manifestado que quiere verla lo antes posible.

Demonios. De todas las peores cosas que podrían pasar.

- Debe haber alguna manera de que no vaya. El Amo de esta Casa jamás permitiría que yo fuera antes.

- Esto no es algo que él pueda detener. Su Majestad se lo manifestó personalmente.

- ¿Qué haremos entonces?

- El quinto día fue confirmada su asistencia.

- Bueno no es tan serio ¿O sí? Solo adelantamos nuestros planes unos días. Ya sabes, llegar tarde, saludar e irse y no presentarse nunca más.

Demonios, ¿Qué me hizo creer que sería tan fácil?

- Princesa, por favor aléjese de la ventana.

- Sí, Ryuk Dong-Gun

- Sería una lástima si se lastima el rostro por el traqueo del carruaje de camino a la fiesta.

- Ja, ja, ja, quiero morirme. Me encantaría morirme ahora mismo, ja, ja, ja.

- Princesa, no debe jugar con esa clase de afirmación.

- Ah..., no entiendo por qué su majestad querrá verme antes de tiempo.

- Nadie lo sabe, ¿Cómo sería posible para nosotros alcanzar sus tan elevados pensamientos?

- Oye, ¿En verdad piensas eso?

- ¿A qué se refiere?

- No importa que tan genial sea, sigue siendo una persona común, ser un Rey no es su única identidad. Puede ser un buen Rey pero un pésimo padre, o un buen padre y un horrible cocinero...

- Su alteza, hemos llegado.

- ¿Tan pronto? - Me asomé a mirar el brillante y esplendoroso lugar en el que nos detuvimos. Si bien estaba muy alejado de la puerta principal, recién comenzaba la Ciudad Real, el lugar donde reside el Palacio DrakonsFortress - ¿Por qué nos detenemos tan lejos? - Voltee a mirarlo.

- Fue un trato.

- ¿Qué?

- Nicolyn - Escuche aquella áspera y afectiva voz - ¿Por qué no bajas? - Al mirar por la ventanilla los vi de pie al lado del carruaje.

Llevaban ropas elegantes y distinguidas, se veían tan bien vestidos y tan arreglados que me provocó ternura. Ante esto, solo pude correr velozmente hasta ellos.

- ¡Edward! ¡Euhemeros! - Me abalancé a ellos y los abracé lo más fuerte que pude. Nada me importa. En este momento, mi corazón solo puede disfrutar de la espléndida alegría de que estén bien, y que no me odien. Aún a pesar de todo, se aferraban a mí con fuerza y cariño - Vaya... - Me aparté un poco sin quitar la sonrisa de mi cara - Si que se ven bien. Esas ropas definitivamente fueron hechas para ustedes.

Mi destino como Villana.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora