"Desde pequeño, siempre me sentí muy culpable por la muerte de mi madre, quien murió al darme a luz. Las cosas empeoraban cuando mi padre nos ignoraba a mis hermanos y a mi. Pero mi hermana mayor siempre trataba de cuidarme y darme todo lo que me hiciera falta, sin embargo, a mi pésame, ella nunca sería mi madre. La madre que nunca pude conocer porque asesiné.
Pero, cierto día, mi padre comenzó a sonreír mas, deambulaba por la casa, e incluso, asistía a muchos más eventos que antes. Luego, sus costumbres comenzaron a cambiar, y apreciaba más ciertas cosas, casi como si estuviera volviéndose más cálido.
Aconteció que en más de una ocasión invitaba a una extraña mujer a la casa. Nunca le tomé suficiente atención. Hasta que la boda se realizó, y esa invitada, ahora era la nueva señora de la casa.
Por supuesto, odiaba mucho a esa mujer, y siempre que iba a verme la evitaba y fingía cualquier condición con tal de no verla. Sin embargo, ella siempre lograba encontrarme de alguna forma, y cada vez que lo hacia, irremediablemente, jugábamos o conversábamos sobre cualquier cosa; descubríamos nuevos mundos juntos en el jardín o disfrutábamos alegremente de la merienda. Y así, más temprano que tarde, aquella desconocida se convirtió en mi madre.
La casa se llenó de juegos y risas, incluso después del nacimiento de mis otros dos pequeños hermanos menores." Pensó Euhemeros para sus adentros mientras deambulaba por aquel que había sido su hogar durante toda su vida, aquel mismo lugar lleno de recuerdos, hermosos recuerdos. Todo esto, mientras agitaba las hojas que llevaba en sus manos. El informe semanal para su padre, que era entregado sagradamente todos los últimos días de semana, a la misma hora y en el mismo lugar.
- Toc, toc - Dijo juguetón, como de costumbre.
- Adelante Euhemeros, pasa.
- Aquí está mi informe semanal.
- Déjalo en la misma mesa de siempre, por favor.
- Si, padre ... - "¿Cuánta será mi costumbre, que incluso ahora, no me cuestiono el redactarle informe a mi propio padre?" Continuó pensando con algo de pena.
- Hijo.
- ¿Si, padre?.
- He escuchado que has flaqueado en tus actividades, sobre todo en el entrenamiento ¿Qué tienes que decir al respecto?.
- No tengo excusas para mis descuidos.
- Espero corrijas tu accionar.
- Si, padre. ¿Alguna otra cosa?.
- Nada más. Puedes retirarte.
- Si, padre.
"¿Cuándo fue la ultima vez que hablamos de algo normal? Ya ni siquiera puedo recordarlo. Bueno. Si no puedo recordarlo entonces no hay de que sufrir. Solo espero, que, quizás algún día, lea lo que le escribo." Siempre con una característica actitud positiva y una sobreprotección obvia hacia su familia, las mayores características de Euhemeros relucían en esa simple frase, y en todo lo que estaba por escribir.
Después del almuerzo, en esa misma tarde. El padre de Euhemeros tomó su informe, una vez finalizadas algunas tareas. Cada vez que llegaba un nuevo informe, lo leía deprisa el mismo día, siempre a esa hora.
"Euhemeros:" Escribió aquel joven a manera de titulo "(Anotación: Debes titularlo "Informe de Euhemeros")" Escribió a un lado, a pesar de que nunca se los mostraba a nadie.
"Fecha: ASIGNAR FECHA" "(Anotación: No es correcto escribir solo los números, debes escribirlos en palabras también)" Seguía velozmente sin perder una segundo.
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Mi destino como Villana.
Teen FictionTodas las historias tienen dos versiones, una linda y radiante llena de bellos sentimientos, y otra fea y lúgubre de la que nadie quiere tomar atención. Constantemente, la vida me enseño que las personas que vivían una buena vida, llena de lujos o...