Mi destino como Villana.

Capítulo; Vigésimo T/ercero.

Las criaturas en aquel lugar eran inmensas y de una palpable ferocidad, a diferencia de las demás estaban todas encadenadas de diversas maneras, pero tenían las mismas líneas en el suelo, igual que los de la habitación principal, solo que estos estaban separados de manera individual. No obstante, su condición era la misma, un decadente estado que no dejaba cabida a la imaginación en cuanto a maltratos.

De todas las criaturas presentes solo pude identificar a algunas mientras recorría sus pasillos buscando enemigos. Reconocí golems, ogros, ciclopes, basiliscos, quimeras, hidras y una especie de dragón de menor tamaño, siendo este el último que divisé.

- Joven niña - Me habló uno de ellos.

- ¿Puede hablar? - Me acerqué confusa.

- ¿No es eso lo que estoy haciendo ahora mismo?

- Sí, sí, sí. Lo siento, es solo que, nunca había escuchado o sabido de alguno que pudiese hablar - Le mencioné aún muy sorprendida y acercándome lentamente.

- No le hablamos a cualquiera, pero en cuanto sentí tu presencia sabía que eras tu.

- ¿Cómo? ¿A qué se refiere?

- A diferencia de otras criaturas nosotros, las bestias doradas, podemos percibir físicamente cosas intangibles como los sentimientos; un pequeño remanente de nuestros ancestros, los dragones originales.

- ¿Los dragones originales?

- Así es, ¿No conoces la historia sobre cómo se fundó este mundo?

- Creo ... Ehm ... - Trataba de encontrar las palabras y las ideas exactas, pero solo pude pronunciar monosílabos sin sentido.

- Antes, hace muchos Laiox atrás las grandes criaturas danzaban entretejiéndose en una armonía total. Entonces, durante las últimas danzas la discordia nació entre ellos y una guerra fue liberada. Los restos de aquellos que fueron derrotados conforman el kosmos mismo y de su energía remanente, nacieron nuestros primeros ancestros, Los Dragones Legendarios. Una raza sabia y unida, pero también inteligente y muy obstinados, además, fueron ellos lo que crearon lo que los humanos conocen como la magia ancestral. Ellos fueron los principales atrayentes de la energía de las criaturas celestiales, y, por ende, los que ayudaron a las demás criaturas que estaban creándose con la energía celestial.

- ¿Y qué pasó después?

- Posterior a esto, unos cuantos Laiox más adelante, las criaturas habían llenado esta basta tierra, y los dragones comenzaron su guerra. No se sabe qué pasó después de eso, hasta que tres dragones, exhaustos de las guerras, descendieron de su reinado, hasta esta tierra, aquí, unidos, levantaron las aguas y formaron las nubes, tejieron los ríos y moldearon las montañas. Este mundo fue, y es, creación de aquellos tres dragones. Por su puesto no fueron los únicos en hacer esto, y otras criaturas también descendieron formando otras tierras e incluso, reproduciendo su especie y apropiándose de algunas tierras.

- ¿Quiénes eran esos dragones? - Por alguna razón, no podía dejar de mirarlo y escucharlo, como si estuviera hipnotizada por su solemnidad o su sagrada presencia.

- Se los conoce como los Dragones Fundadores, el primero de ellos era Grymbientass Zyldrentur, El Creador, aquel que fue el primero en bajar a esta tierra y moldearla, aquel con más inteligencia y lógica. La primera en seguirlo, y por ende la segunda dragona, fue Mniphobeath Viorsodyth, La Gran Madre, reconocida por su gran capacidad emocional y su ardua empatía, ha sido la única dragona que ha tomado forma humana, y gracias a su gran capacidad afectiva, ayudó a los humanos de esta tierra a conseguir la independencia y construir el reino de Aromurene, que significa aquello que se crea del más puro amor, también es la razón por la que los humanos son capaces de ocupar la magia banal, más no la ancestral. El tercero de ellos fue Verkameth Duzanom, El Dragón Demoniaco, eterno aliado de los demonios se divertía atormentando a toda clase de criaturas, hasta que se obsesionó con La Gran Madre y buscó su atención y afecto a toda costa, tanto así que provocó a inserción de los demonios en este mundo inocente, y lo corrompió.