Capítulo;Trigésimo T/ercero.

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- Volveré en un mes pero, finalmente, no volveré ¿Verdad?

- Así es.

No me entristecí más puesto que ya había alcanzado mi límite hace unas horas - ¿Quieres venir conmigo? - Enmudeció - No tienes porqué morir sola.

- ¿Planeas que las llaves sean entregadas por tu persona?

- Así es.

- ¿Porqué asumirías esa responsabilidad por mi?

- Supongo que es porque somos iguales.

- Hay otro motivo que oculta tu corazón, algo que no le has dicho a nadie más.

- ... Si hago buenas acciones, quizás pueda expiar mis pecados ...

La habitación se cubrió de una densa estala negra y se deformó de manera aterradora, pero no tenía miedo. Mantuve mi mano extendida y mi corazón abierto. La forma espectral comenzó a deformarse como si de esquizofrénicos ataques se trataran, los ruidos empeoraban y el desconcierto era palpable. Las espinas de hierro cubrieron toda la forma hasta formar un huevo de plata cuyas espinas protegían entrelazadas.

- Esto será lo que los guíe en caso de que volvamos.

- Siempre optimista.

- Probabilidades bajas - En medio de la calma algunas de las espinas saltaron hasta mi cuerpo y lo cubrieron como si fueran hermosos tatuajes - Pero nunca nulas.

Sentí su caótica presencia dentro de mi, como una segunda voz en mi cabeza, no tenía sentido, pero la experiencia era innegable. En las superficies pude ver reflejada su cara como si estuviera a mi lado.

Era una mujer alta y pálida como si estuviera muerta, sus rotas solo eran túnicas y túnicas oscuras y entrelazadas con sus espinas. Sus manos parecían apolilladas y su rostro cansado. Sus labios eran azules, pero su cabello y ojos eran de un violeta cenizo tan hermoso. Jamás había visto un color así.

Es hermoso - Pensé para mi misma.

En esta época ya nadie puede tener este color de cabello - Escuché en mi cabeza comprobando que estaba en mi mente.

Salimos de aquella habitación preparadas en corazón y alma para lo que enfrentaríamos. Lloré ante la idea de que ya no lo viviría sola y pude sentir como algunas de las lágrimas que brotaban de mis ojos le pertenecían.

Recitamos - Αυτό που βρέθηκε χαμένο χάνεται στην αναζήτηση της ανυπαρξίας. - Mi mamá y sus frases extrañas.

Miré el reflejo de Erythis a mi lado en el gran ventanal y nos despedimos de aquel lugar. Ella nunca había salido de su forma espectral, por lo que algunos momentos fueron exclusivos de ella contemplando aquello que encontró.

χαιρέτισε το γεγονός ότι - Extendimos las manos - είθε το αιώνιο φως να λούσουν τα βήματά του και η καρδιά του να βρει ξεκούραση - Las bajamos despacio contemplando como las paredes cambiaban y el cuadro se transformaba en una escultura de ella sentada con el cara leyéndoles a todos y Ceallaigh montando al cara de papa.

Los fondos de las paredes eran los momentos favoritos de mamá con cada uno de sus hijos y el cara de papa, como si estuvieran vivos, todos se movían. La escultura de ella, en cambio, no lo hacía.

- ¿No te angustia no estar presente ni en el más olvidado de los rincones de esta habitación?

- ¿Porqué debería? - Comencé a retirarnos del lugar - Sé lo que fui para ella - Tomé las azas de las puerta - Pero de entre todas esas cosas, la palabra "Hija" no forma parte - Las abrí y las cerré rápidamente apoyándome en ellas. Miré con atención mis manos y luego toqué el bolsillo en donde Erythis había puesto las pulsera - Una última cosa, una última oportunidad - Me alenté en voz alta - Esto debe funcionar. Por ellos.

Mi destino como Villana.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora