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— ¿Entonces no era una broma? –me quejé, cruzándome de brazos en cuanto vi las maletas en la puerta principal. Michael estaba recargado sobre esta, con la expresión más apática que había visto en mi vida.

— ¿Por qué siquiera bromearía sobre algo tan serio como esto? –replicó Ashton mirándome serio. –, no bromeaba, no lo hago nunca.

—Oh, vamos siempre lo has hecho, ¿qué ocurre? ¿Es tu novia, verdad?

No quería irme a vivir con un completo extraño, bueno no era tan extraño pero no me agradaba. Michael estaba enamorado de mi hermano.

—No te cases.

—Basta. Mónica no tiene nada que ver en esto, lo que sucede es que ya estoy en edad de madurar. Cosa que deberías hacer también, no eres más un niño de diez años.

—No me dejes con él. –me quejé mirando hacia el suelo. Señale hacia Michael e hice un puchero. –Es malvado.

—Claro que no. —Ashton suspiro, dándome una palmadita en la espalda. –Estas a salvo con él. De hecho se ofreció a cuidarte.

—Por favor, no me dejes con él. –lloriquee con la esperanza de que tuviera un poco de corazón y me dejara vivir por mi cuenta.

Desde que nuestros padres habían muerto hace cinco años en un accidente automovilisco, Ashton se había empeñado a cuidar de mí, incluso cuando eso significo dejar de estudiar para poder trabajar y poder mantenernos. Desde ese momento había sido mi modelo a seguir, era mi héroe. Siempre estaba ahí para mí, su sonrisa era tan deslumbrante que jamás podía sentirme triste a su lado. Entonces, ¿porque había cambiado tanto? Ya no era más el chico risueño que bromeaba a todo aquel ingenuo, ahora sólo era un sujeto amargado y preocupado por su novia.

—Te llamare todos los días, ¿de acuerdo? –me miró fijamente, levantando mi barbilla. –Estas en buenas manos.

—Pero...

— ¿Serás un buen niño con Michael?

—Sí.

—Así me gusta, pequeño. –me sonrió y envolvió sus grandes brazos alrededor de mi cuerpo. –te echare de menos.

—Entonces no te vayas.

Me aferre a él como fuera posible. Este podría ser nuestro último abrazo, no quería soltarlo jamás.

—No lo hagas más difícil.

—Tu hermano estará bien. –intervino Michael, sacando un cigarrillo de la cajetilla y después lo coloco entre sus labios. –Llámanos en cuanto llegues a Nueva York.

Michael me apartó suavemente de los brazos de Ashton, apoyando una de sus manos sobre mi hombro, intentando hacerme sentir mejor. Limpie las lágrimas de mis ojos con la manga de mi camiseta.

—Los veré pronto, chicos.

—Lo se

—Dios, no sé cómo agradecerte todo lo que haces por mí, Michael. Sin duda eres el mejor amigo del mundo. –dijo el rizado, atrayéndolo a sus brazos. Michael apoyó la barbilla sobre su hombro, con expresión triste. Seguramente esto era más difícil para él que para mí.

—No tienes nada que agradecer, sólo quiero que seas feliz.

—Lo soy, Mónica me hace feliz.

No estaba muy seguro de lo que había visto, pero podría jurar que Michael había hecho una mueca de asco al escuchar el nombre de la novia de Ashton. Bien, teníamos algo en común: ambos odiábamos a Mónica.

Roommates » Muke AUWhere stories live. Discover now