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PARTE I

—Sé que esto te gustará tanto como a mí. —le dije a Michael sonando muy seguro de mí mismo, aunque no fuera así. Para ser honestos, estaba aterrado porque esto sucediera pero eso ya no importaba.

Michael soltó un resoplido, obviamente frustrado de no ver más allá de la sorpresa que había planeado junto a Mónica. Es decir, él no estaba con el humor de pasar el día de su cumpleaños en algún lugar.

Habíamos salido de casa alrededor de hace una hora y media, por lo que durante este momento he tratado de distraerlo lo suficiente como para que cuando lleguemos al lugar, todo esté listo.

— ¿Puedes ponerte una venda en los ojos? —pedí con el temor de que Michael se negará rotundamente, sin embargo, cogió la venda de mis manos y se la paso por la frente.

—No irás a violarme, ¿correcto? —Michael se echó a reír con nerviosismo.

—No, bebé. —susurré dulcemente. Tomé su mano entre la mía, entrelazando nuestros dedos e introducirnos dentro del edificio en donde se encontraba la sorpresa. — ¿Confías en mí?

—De no ser así, no hubiera vendado mis ojos. —me dice en tono de broma. — ¿Cuándo podré quitarme la venda?

—Cuando yo lo diga. —indique suavemente, tirando de su mano hacia sí y envolverlo entre mis brazos. Sus brazos rápidamente se envolvieron alrededor de mi cuello y lentamente sus labios se presionaron contra los míos.

Gemí en voz baja, tirando de su labio inferior y echarme suavemente hacia atrás. Michael soltó una risita.

—Vaya, si ese fue mi regalo créeme que estoy satisfecho.

Me encogí de hombros. —Lo haré de nuevo.

— ¿Lo harás? —me preguntó entusiasmado al mismo tiempo que trató de levantar la venda.

Golpeé con cuidado su mano lejos de la venda, todavía sin querer que la sorpresa se echará a perder.

—Sí, lo haré. —asentí con la cabeza a pesar de que él no podía verme. Ahueque las mejillas de Michael entre mis manos, inclinándome a besar sus labios una vez más.

Mientras lo guiaba a través de los pasillos del edificio, Michael tropezó un par de veces haciendo que me sintiera culpable por no cuidar de él. Saqué mi celular de mi bolsillo y verifique la hora, asegurándome de que todavía tuviéramos el tiempo suficiente. A pesar de que nunca había venido a un lugar como este y no conocía el área, estaba dispuesto a explorar cada rincón del lugar con tal de hacer sentir seguro a Michael.

—Creo que sé en qué lugar nos encontramos. —me dice al oído.

—No lo sabes, deja de hacerme sentir inseguro acerca de esto. —me quejé. — ¿Sabes cuantas llamadas telefónicas tuve que hacer?

—No. —suspiró profundamente. Sus manos se envolvieron alrededor de mi cintura, dejando que lo guiará por los pasillos y antes de poder siquiera darme cuenta, sus labio se encontraban haciendo su camino por la piel del cuello. — ¿Puedes quitarme la venda, Lukey —boo?

—Desde luego, dame un segundo. —murmuré y un momento después, nos encontrábamos en el lugar donde originalmente planeé con Mónica. —Te quitaré la venda, pero debes permanecer con los ojos cerrados. ¿Trato?

—Sí, vale. —Michael accedió a regañadientes.

Me reí torpemente y un segundo más tarde me deshice de la venda de sus ojos, guardándola de vuelta en mis bolsillos y girarlo para así asegurarme de que mantuviera sus ojos cerrados. Deposite un casto beso en sus labios antes de retroceder unos cuantos pasos y ver su expresión cuando abriera los ojos.

Roommates » Muke AUWhere stories live. Discover now