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PARTE II

Una vez que salimos de aquel edificio y a pesar de disfrutar cada momento a lado de Michael y su entusiasmo acerca de su cumpleaños, no podía ignorar el dolor punzante en mi pecho. Sin embargo, ese dolor desaparecía cuando lo veía a él tan feliz que podía jurar que mi corazón se detenía cada vez que me sonreía.

— ¿Podemos descansar un momento? —pregunté una vez que me percatará de que no estábamos haciendo nada más a excepción de caminar en círculos. Tenía algo más que darle a Michael y posiblemente este sería el momento perfecto.

— ¿Por qué? ¿Estás cansado? —me preguntó con expresión de preocupación, cosa que me hacía sentir bien al saber que le preocupaba.

—Bueno, pensaba darte otro regalo, pero no creo que deba ser ahora. —hice un puchero, cruzándome de brazos.

—No, vamos. — Michael gimió, mordiéndose su labio inferior para evitar reírse. —Es mi cumpleaños.

—Sí, eso lo sé. —me eché a reír con sorna y Michael puso los ojos en blanco, poniendo mala cara. —No puedo dártelo ahora.

—Hijo de puta.

—Bueno, puedes estar orgulloso ahora porque lo has perdido. — afirmé en tono burlón.

Él se giró con el ceño fruncido.

—Te odio.

—Me quieres.

—No, te odio. —hizo un leve puchero.

Me reí levemente y ahueque sus mejillas entre mis manos, acercándolo a mis labios y besarlo profundamente. Michael sonrió en el beso, envolviendo sus brazos alrededor de mi cintura y antes de que pudiera darme cuenta, sus dedos se encontraban en el botón de mis pantalones.

—Aquí no podemos hacerlo. — espete, echándome suavemente hacia atrás.

—Luke. —me dice suavemente como una oración.

— ¿Sí?

—Hazme el amor.

— ¿D –Disculpa? —me quedé sin aliento.

Michael bajó la mirada hacia los pies, jugueteando con el borde de su camiseta y morder suavemente su labio inferior antes de volverse de nuevo a mí.

—Llevo todo el día deseando hacer esto. —musito con voz entrecortada. —Confió en ti lo suficiente para dejar que lo hagas.

—Y —Yo no puedo, Michael.

—Puedes hacerlo. —insistió.

—N —No tengo planeado eso para el día de hoy. —balbuceé, de pronto sintiendo temor.

Sabía que Michael tenía el trauma de su infancia y lo último que deseaba para su cumpleaños, era que todos esos recuerdos le afectarán a tal grado de apartarme de su lado.

—Sólo necesito que me toques, podré lidiar con ello. —me aseguró. —Confió en ti.

Negué rotundamente con la cabeza.

—Soy tuyo ahora. —me dice Michael.

—Es una locura. —le digo con una risita. Mi voz es tan baja que cualquiera podría decir que me encontraba avergonzado.

—No vas a lastimarme. —Michael susurró y sé que en realidad él quiere que esto suceda.

En cambio, yo niego y siento el temor crecer en mi pecho.

Roommates » Muke AUWhere stories live. Discover now