Realmente me gustaba Michael y lo único que podía desear era que él sintiera lo mismo por mí, de otro modo no habría razón para seguir intentando. Me gusta la idea de Michael siendo tan bueno conmigo últimamente, pero tengo miedo de que sea una mala broma. No sería la primera vez.
Yo estaba completamente seguro de que lo quería. Sé que cuando me acuesto a su lado, mi corazón late tan rápido después de que se detenga por una fracción de segundo. Sé que no es un completo idiota después de todo, aunque se esfuerce en serlo todo el maldito tiempo. Sé que suele encerrarse en su habitación por horas, incluso días cuando se siente abrumado por todas las cosas a su alrededor. Le gusta escuchar música a todo volumen para relajarse y también toma largas siestas por las tardes.
También sé que su habitación suele ser un desastre pero mantiene cada cosa en su lugar, y solo él sabe dónde encontrarlas. Cuando hablamos por la noche me dan ganas de abrazarlo y quedarme toda la noche a su lado. Y por último también sé que tuvo una infancia privilegia, aunque él diga lo contrario. Michael odiaba ciertos recuerdos de su infancia y lo único que deseaba era borrarlos de su mente.
Él no me dejaba entrar de lleno a su corazón y por alguna razón lo comprendía. No quería obligarlo a decirme cosas que no quería. Yo quería que él me dijera todas esas pequeñas cosas cuando estuviera seguro de hacerlo.
Sacudí la cabeza tratando de despejar mi mente mientras me dirigía al baño a hacer mi clásica rutina diaria. Darme una ducha, lavarme los dientes y ponerme algo decente para estar simplemente en casa. Michael seguía durmiendo, y no me sorprendería que estuviera despertándose a la hora de la comida.
Cuando salí de mi habitación después de terminar de arreglarme, me lleve la grata sorpresa de ver a Michael en la cocina, tratando de hacer algo de comer. Tenía una expresión de confusión y mantenía dos latas de comida entre las manos, como si estuviera decidiéndose por cual comer.
Reprimí una risita al verlo meter ambas latas al microondas. Se dio la media vuelta, soltando un chillido de sorpresa al verme observándole.
—No sé cocinar. —admitió, encogiéndose de hombros. Se apoyó contra la mesa de mármol, pasando una mano por su desordenado cabello.
—Ya lo note.
—Definitivamente no sé nada acerca de la cocina. —sacudió la cabeza y me sonrió tímidamente.
Volqué los ojos y me acerque a él, envolviendo mis brazos alrededor de su cuello e inclinarme a besar sus labios. Sus labios eran tan suaves, y la mayor parte del tiempo tenía un color rosado.
Él me atrajo hacia sí, manteniendo mis caderas entre sus manos y deslizar la punta de sus dedos por dentro de mi camiseta, trazando círculos sobre la piel.
— ¿Quieres ir a comer algo?
—Pensé que comeríamos ravioles. —me burlé al mismo tiempo que lo atraía nuevamente a mis labios.
—No me gustan los ravioles. —dijo Michael, haciendo un mohín. Rompió nuestro beso y detuvo el proceso del microondas, volviendo a mí.
— ¿Entonces por qué los estabas calentando? —pregunte un poco confundido.
— ¿Me veo como alguien que sabe cocinar? —se rió y se apuntó a sí mismo. —No, ¿verdad? Entonces vamos a comer algo.
Michael tomó mi mano, entrelazando nuestros dedos y llevándome por detrás de él. Cogió las llaves del coche y salimos del apartamento.
Tal parecía que en aquel edificio no vivía nadie más además de nosotros y eso me inquietaba. No era como si Michael tuviera el dinero suficiente para comprar todo un edificio, y vivir sólo.
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Roommates » Muke AU
FanfictionEn dónde un torpe y virgen Luke se enamora de un chico que prefiere morir que estar en una relación oficial con él. © eliza | terrormuke 2015