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—Por favor, no. —Michael suplicó con lágrimas derramándose de sus preciosos ojos verdes, viendo como el hombre mayor lo guiaba hacia una de las habitaciones vacías y lo introducía con fuerza dentro de esta.

Sus intentos por deshacerse del agarre de Jared fueron en vano, pues él no era tan fuerte como hubiera deseado ser y lo único que podía pensar era en su novio. Sus lágrimas se deslizaban rápidamente de sus mejillas y podía jurar que sus nudillos ahora se encontraban blancos por ejercer demasiada fuerza en vano.

—Sólo cállate. —el hombre mayor gruñó, mientras lo empujaba a la cama detrás suyo. Quitó su cinturón con rapidez y en estos momentos, Michael sabía lo que pasaría a continuación.

Estaba demasiado asustado por decir menos y cada movimiento que Jared hacía ponía más nervioso a Michael. Él simplemente no podía bajar la guardia.

—J –Jared. —Michael suplico, arrastrándose con dificultad hasta el mayor y tomarlo de la camiseta como si eso lograra cambiar la situación. Jared en un rápido movimiento empujó el cuerpo del menor lejos y se posiciono sobre él, tomando sus manos con fuerza y pasarlas por encima de la cabeza del joven.

Era como si la niñez de Michael estuviera repitiéndose una y otra vez gracias a este momento. Tanto esfuerzo que había hecho por deshacerse de esas imágenes para que en cinco segundos volvieran a aparecer en su cabeza. Las prendas del menor fueron desprendidas de su cuerpo con rapidez y poco cuidado para así dejarlo completamente a disposición del mayor.

Jared ni siquiera prestaba atención a las suplicas de Michael y los golpes que recibía por todo su cuerpo en un intento de salir huyendo. Tampoco le importaba si alguien entraba a la habitación y los veía en esa posición, la lujuria lo había cegado por completo y sólo podía pensar en una cosa. Michael.

— ¿Serás un buen chico para mí, Mike? —la gruesa voz de Jared hizo eco en Michael. Estaba asqueado por su actitud, siempre lo ha estado y él no tenía por qué haber pasado por esto de no ser por su madre. El menor siempre ha negado el hecho que su madre lo vendió, pues a pesar del dolor que llevaba consigo ella seguía siendo su madre, pero ahora no podía pensar en nada a excepción del gran odio que sentía hacia Karen.

El hombre mayor tomó las caderas del menor con fuerza y lentamente se acercó para empezar a mover sus caderas contra el trasero desnudo de Michael. La polla de Jared era lo suficiente grande para hacer gemir de placer, y lo suficiente grande para arruinar a Michael una vez más.

El hombre notó el miedo en el rostro del teñido por lo que suavemente se inclinó hacia adelante, depositando un beso sobre su cuello logrando que Michael gimiera en voz baja. Capturó su labio inferior entre sus dientes, evitando gemir y tomó con fuerza el extremo de la cama mientras Jared tomaba cada una de las nalgas del chico y comenzaba a separarlas antes de introducirse de golpe.

Michael aulló de dolor y dio un leve saltito a causa de la sensación. A pesar de que buscaba escapar no podía hacerlo porque Jared había entrado tan fuerte en su interior que apenas podía ver con claridad. —P –Por favor. —el menor suplico, cerrando los ojos con fuerza mientras hundía su rostro entre las almohadas.

— ¿Qué sucede, gatito? —Jared gimió, disminuyendo la velocidad de sus movimientos por un momento.

Michael gimió débilmente cuando sintió la mano del hombre tomar su pene y comenzó a masturbarlo. Él soltó un bufido antes de siquiera poder formular algo. —N –No puedo, por favor.

Roommates » Muke AUWhere stories live. Discover now