Nunca he tenido suerte en el amor. Bueno, quizás nunca es una palabra muy drástica pero es así como me siento. Mientras todas las personas a mi alrededor han tenido historias de amor y desamor, yo siempre he pasado desapercibido.
Las cosas que siento por Michael son completamente nuevas para mí, nunca me había sentido de esa manera. Tal vez comenzamos mal, pero con el tiempo todo eso se volvió algo especial, pero no he llegado a descubrir lo que es el amor juntó a una pareja de esas que, en cuanto las conoces, piensas que durará para siempre. Nunca he tenido un aniversario, o el día de San Valentín. Ni siquiera he pasado una Navidad en pareja. Y no creo que sea porque no valgo. Creo que es simple suerte.
Justo cuando Michael salió del McDonald's no tuve a nadie más que llamarle que a mi mejor amigo, Calum. Él estaba pasando un momento en familia con Jacey. Me sentí mal por haber interrumpido en su día familiar pero él dijo que no había problema y pasaría por mí lo más rápido posible.
Y así fue, quince minutos después se encontraban los dos chicos afuera del restaurante. Calum llevaba en brazos a su pequeña hija, envuelta en una manta rosa y una diadema del mismo color adornaba su cabeza. Era simplemente adorable.
—Lo siento. —me disculpé mientras entraba al coche. —No sabía cómo regresar a casa.
—No te preocupes. De todos modos no estábamos muy lejos. —respondió Jacey, dándole una rápida mirada a su novio y después a su hija asegurándose que llevarán el cinturón de seguridad puesto.
—Entonces, ¿Michael sólo te dejo aquí? —cuestiono Calum, removiéndose en su asiento para coger una posición más cómoda. La bebe emitió un gemido.
—Uh, si sólo se fue. —le dije, encogiéndome de hombros. —No discutimos, te aclaro.
— ¿Entonces qué sucedió? —pregunto de nuevo, alzando una ceja levemente confundido.
—Bueno, un tipo bien extraño llego a nuestra mesa y después de eso Michael se levantó y se fue. —le expliqué rápidamente, evitando entrar en detalles.
Ni siquiera yo estaba seguro de lo que había sucedido y la reacción de Michael cuando se fue aquel hombre, Jared.
—No creo que debas hablar con él en estos momentos. —sugirió Jacey, mirándome por el retrovisor. —Lo mejor será que le des tiempo y cuando esté listo, hablará del tema.
—No quiero presionarlo. —admití, encogiéndome de hombros. —Nuestra relación está yendo bien últimamente y lo último que quiero es arruinarla.
— ¿Son pareja? —pregunto Calum, después de unos segundos de silencio en el coche.
Negué con la cabeza.
—No, pero nos hemos llevado mejor a comparación de cuando nos conocimos. —le dije, sintiéndome incómodo acerca del tema. En realidad yo no tenía problemas en ser pareja, es más me gustaría. Pero sabía que Michael estaba en la etapa de superación de Ashton, y estaba bien con eso hasta cierto punto.
Veinte minutos después, llegamos al edificio en donde seguramente estaba Michael. Me despedí de los chicos, diciéndoles que pronto los visitaría y subí las escaleras.
Llego a la puerta corriendo y abro.
La sala está vacía por lo que puedo adivinar que Michael se encuentra a su habitación. Después de tocar tres veces a la puerta y no obtener una respuesta, entro. Apenas entre a su habitación, supe que no debí haber entrado en primer lugar.
Michael estaba tendido en su habitación, abrazándose a sí mismo. La alfombra de su habitación estaba lleva de manchas de vómito. Había profundas hendiduras y grietas en el yeso de la pared del cuarto, como si alguien hubiera golpeado su cabeza, o sus puños, contra ella. Había suficiente basura en la habitación como para llenar dos bolsas grandes. Había garabatos en las paredes ("te odio. te odio"), e incluso sobre el tapizado de algunos muebles. Había chicles pegados en la alfombra por todas partes.
Lentamente me fui acercando a la cama, inclinándome sólo un poco para tomar asiento a su lado. Mi mano apenas rozo su espalda, cuando el cuerpo de Michael de tensó.
— ¿Cómo has entrado? —su voz apenas se escuchó. —La puerta estaba abierta. —respondí.
Michael perezosamente se da la media vuelta y me regala una de sus mejores sonrisas. Lo abrazo.
—Gracias. —me susurra al oído. —Necesitaba un abrazo tuyo.
Hundo mi rostro en el arco de su cuello apenas escuchó eso, apretándolo contra mi cuerpo como sea posible. No quería dejarlo ir, no podría permitirme hacer eso.
—Sin importar lo que pase estaremos juntos, ¿cierto? —me dice mientras poco a poco vuelve a su lugar. Sostiene mi mano y acto seguido se la lleva a los labios. —No sabría que hacer sin ti.
— ¿Michael?
— ¿Si, Lukey?
— ¿Qué sucedió en el restaurante? —le pregunto, con la esperanza de obtener una respuesta.
Michael traga saliva ruidosamente y siento como se tensa a mis palabras. Mira al techo como si estuviera buscando una respuesta, y después me mira a mí.
—Si te lo digo, no sabría cómo mirarte de nuevo a los ojos de la misma manera que lo estoy haciendo ahora.
—No quiero que lo hagas. Puedes saber que pase lo que pase, yo estaré aquí contigo. —susurré. –comenzaré a reacomodar tus piezas rotas, ponerlas en su lugar, y te juró que no te fallaré.
—Aunque quiera no puedo hacerlo. —me dice. —Hay cicatrices que nadie puede ver.
Lo miro a los ojos y me sonríe. Se inclina hacia adelante y con cuidado toma mis mejillas entre sus manos, acercándome a sus labios para luego presionar sus labios contra los míos. Llevo horas queriendo hacer esto y ahora que me siento embriagado por su amor, no sé qué otra cosa hacer.
Mis brazos se envuelven alrededor de su cuello, tratando de profundizar el beso mientras Michael me recuesta sobre el edredón. Se posiciona encima de mí y suavemente sus labios se mueven por mi cuello, mi estómago, mis labios y reposan ahí por los próximos minutos.
—Te amo.
— ¿Me amas? —le pregunto y lo miro a los ojos. Michael asiente con la cabeza. —Hoy, mañana y siempre.
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Roommates » Muke AU
أدب الهواةEn dónde un torpe y virgen Luke se enamora de un chico que prefiere morir que estar en una relación oficial con él. © eliza | terrormuke 2015