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Tres semanas más tarde, desperté alrededor de las 3:00 de la mañana gracias a un llanto desde la habitación del bebé, por lo que rápidamente me levanté y me dirigí hasta el cuarto del bebé, donde asumí que mi hermano obviamente no se encontraría.

Habían pasado tres largas y tristes semanas desde el nacimiento de Christopher, desde que Michael había regresado a Sidney, y también tres semanas desde que Mónica había fallecido por una hemorragia grave, y aunque los doctores habían tratado de hacer todo lo posible, no fue suficiente para salvarla. Mi hermano no hacía nada más que llorar por las noches, mientras recordaba a su esposa y de vez en cuando ir a ver a su hijo y asegurarse que estuviera bien. Ni siquiera había tenido intenciones de ir a trabajar, incluso cuando le aseguré que yo podría cuidar del bebé, él no estaba preparado para dejar la casa.

Para nuestra mala suerte, Christopher tenía un terrible parecido a Mónica tanto como el color de ojos, como algunos pequeños detalles que ella hacía. Su muerte me había afectado tanto como la ausencia de Michael, haciendo de mi estancia aquí cada vez más difícil. Dos de mis personas favoritas ya no estaban conmigo.

Como llegué a la habitación del bebé, abrí suavemente la puerta y encontré a Ashton allí con el bebé entre sus brazos. Le dedique una pequeña sonrisa, a lo que él simplemente asintió. Christopher probablemente necesitaba de los brazos de su madre.

—Estoy orgulloso de ti. —admití, sentándome en uno de los diminutos sillones que había en la habitación. —siempre lo estaré, no importa lo que hagas.

El rizado se giró a mi dirección antes de bajar la mirada al pequeño entre sus brazos. —Gracias, pequeño.

Sonreí para mis adentros mientras jugueteaba nerviosamente con mis dedos y trataba de no recordar el entierro de Mónica, porque, aunque no tenía intenciones de asistir y ver ahí el cuerpo de una de las pocas mujeres que realmente quise, me dolió ver a mi hermano llorar por primera vez desde que nuestros padres fallecieron.

Él ha estado haciendo un gran trabajo con su hijo desde entonces, pues se ha encargado de venir a su habitación cada vez que el pequeño se echa llorar, darle de comer a sus horas, mantenerlo limpio todo el tiempo y sobretodo, darle el amor de un padre –madre. Los primeros días fueron los más difíciles para ambos, pues ninguno sabía cómo funcionaba el cuidado apropiado de un bebé, por lo que me vi obligado a llamarle a mi mejor amigo y pedirle que viniera.

Y aunque, Cal ya no viviera con su hija más gracias a la familia de su ex –prometido y su estúpida ideología de los homosexuales, literalmente le arrebataron a su hija de los brazos y consiguieron que una chica se hiciera cargo de ella junto a su hijo. Tanto como Cal como mi hermano, no estaban teniendo un buen momento, trataban de verle el lado positivo a las cosas.

— ¿Dónde está él? —preguntó el rizado.

—Volvió a Sidney.

—Bueno, ¿cómo está llevando las cosas ahora? —cuestionó con interés.

A decir verdad, durante el corto lapso que Cal se encontró en el apartamento con nosotros, había forjado una buen amistad con mi hermano a tal grado que rara vez ellos se separaban, hablaban todo el tiempo –compartiendo uno que otro recuerdo de sus parejas, y sobre todo, salir adelante juntos por más difícil que fuera. Ambos habían perdido a sus parejas después de haber estado casi una década con ellos, cosa que no era fácil simplemente olvidarse. El morocho me había contado acerca de su pareja, mientras que yo sabía todo acerca de la relación de mi hermano con su ex –esposa, gracias a Mónica que se encargaba de contarme mil y una historias sobre ellos.

Mónica tenía la costumbre de contarme sus historias con mi hermano cuando estaba triste, subiéndome el ánimo con alguna tonta historia en su relación, mientras sus ojos brillaban y una sonrisa genuina se cruzaba por su rostro al recodarla.

Roommates » Muke AUWhere stories live. Discover now